los comerciantes hablan

"Sin Marruecos, el comercio no es lo mismo"

Los comerciantes del centro coinciden: los clientes marroquíes son los que sostienen el comercio. "Se dejan grandes cantidades de dinero; el ceutí, en cambio, compra lo que necesita para diario".

Los comerciantes de la zona centro están cansados. Desde principios de año ven como sus ventas caen mes a mes sin poder hacer por evitarlo. Ayer unas 600 personas entre empresarios y trabajadores pidieron al ministro de Justicia, Rafael Catalá, soluciones urgentes para solventar los atascos interminables que a diario se viven en la frontera del Tarajal y que provocan que muchos clientes marroquíes se lo piensen dos veces antes de venir a Ceuta a comprar. Y es que guste o no, el comercio ceutí depende, en gran medida, del cliente marroquí. Ellos suponen un porcentaje “importantísimo” en el volumen de ventas “porque vienen a comprar”, comenta la encargada de una joyería.

“Mantenerse con las ventas de los ceutíes es complicado porque compran lo que necesitan a diario mientras que el marroquí se lleva mucha ropa. Suelen comprar conjuntos enteros para los niños, pantalón, camisa, zapatos… y para varios niños”, explica la trabajadora de una tienda de ropa infantil, quien asegura que los viernes y sábados se ha notado mucho la bajada de ventas. Ramadán es un mes en el que las compras aumentan pero “tal y como está la frontera no creo que este año se note mucho”. Este es otro punto coincidente. El cliente marroquí gasta grandes cantidades de dinero. Ahí reside la principal diferencia con el cliente local y el fuerte ingreso de dinero en las cajas de los comercios de la ciudad.

Todos los comerciantes y trabajadores coinciden en señalar que “nunca antes se había notado tanto, y de manera tan negativa, la influencia de la frontera”. Hay quien no recuerda en sus 30 años de vida en los comercios “una situación como esta. Hay que buscar soluciones”. Y las piden con urgencia. El año 2017 no está funcionando y las cosas necesitan mejorar porque si no, pueden comenzar los despidos. “No es una amenaza. Es una realidad que está ahí”, comenta otro trabajador.

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