La Gran Cabalgata, un desfile mágico con final mundano

La Gran Cabalgata de Feria ha discurrido esta noche desde las Murallas Reales hasta la portada misma del recinto ferial repartiendo color, música y magia entre niños y mayores. 

Un cerdo de colosales dimensiones, secundado por una vaca ciclópea que a su vez huye de un caballo descomunal y de un carnero de cornamenta desusada que le acosa. Los animales, como borrachos, zigzaguean de un lado al otro de una calle flanqueada por niños custodiados por adultos resignados. Y todo ello a los sones de una trepidante música country.

No, no se trata de un delirio animado por el consumo de sustancias alucinógenas, ni de la revelación extática de un místico célibe, ni de un nuevo programa de Telecinco. Es la Gran Cabalgata de Feria que esta noche ha emprendido su breve viaje desde las Murallas Reales hasta la portada misma del recinto ferial. 

Todo ha comenzado a la diez menos veinte de la noche, con diez minutos de retraso sobre el horario previsto. La banda de música “Ciudad de Ceuta” abría paso a la comitiva, entre la que pronto ha comenzado a destacar un grupo de seis caballeros armados a la usanza medieval a lomos de sus cabalgaduras, con su rey y, sobre la atalaya de una torre rodante, una princesa que aguarda a que, de una vez, y antes de que advenga la menopausia, alguien acuda a su rescate.

Un poco más atrás, las abejas Maya y Willie presiden una carroza que en su frente ha colocado al saltamontes de la serie, cuyo nombre se borra de la memoria de los cincuentones presentes en lugar, víctimas de la devastación neuronal propia de quien tantos excesos cometió en la juventud. Y más allá, tres enormes clicks de Playmóbil (antaño, Famóbil) encarnan al Joker y a la piratísima pareja que conforman Batman y Robin.

Finalmente, y como concebido por una mente escrupulosa, aparecen las reinas en riguroso orden de tamaño, cada una de ellas apoltronada en su propia carroza.

Una decena de empleados de la empresa concesionaria de la limpieza cierra el desfile a golpe de escoba. Qué pronto se acaba la magia.