El incremento de los servicios de vigilancia en el recinto portuario, promovidos por la Guardia Civil durante las últimas semanas, ha provocado un cambio de estrategia entre los migrantes que, a diario, se apostan en la avenida Cañonero Dato con intención de acceder como polizones a algunos de los barcos que se dirigen a la Península. Los grupos de migrantes, mayoritariamente argelinos, encuentran a día de hoy una mayor oposición en su intento de acceder a la zona de la escollera, un área a la cual los dispositivos periódicos que establece la Guardia Civil prestan especial atención.
Según revelan fuentes policiales, la práctica de irrumpir en grandes grupos en las instalaciones portuarias a la carrera ya no constituye un estrategia prioritaria para los migrantes. A cambio, tratan de aprovechar la ausencia de vigilancia que, en ocasiones, se registra en el tramo de la valla de seguridad que discurre junto al supermercado Cash Diplo. La caída de la tarde es la hora a partir de la cual los intrusos redoblan sus intentos por alcanzar las áreas de embarque. La presión aumenta singularmente en el entorno del Muelle de Poniente, lugar de atraque de buques de carga. La tentativa de un joven argelino de alcanzar uno de ellos, el barco de carga “Transporter”, concluyó el pasado mayo con su muerte en las aguas interiores del puerto.
Otro de los recursos que los migrantes utilizan con mayor frecuencia es el de arrojarse al agua ataviados con trajes de neopreno aprovechando la oscuridad de la noche. Los buques que zarpan a primera hora de la mañana y a última de la noche –el “Passió per Formentera” y el “Milenium Dos”- constituyen sus objetivos.
Los dispositivos de la Guardia Civil se orientan fundamentalmente a las tareas de interceptar a los indocumentados marroquíes, a los que, al contrario de lo que sucede con los argelinos, se puede aplicar el procedimiento de expulsión, y a actuar en situaciones en las que la presión ejercida por los grupos de extranjeros resulta más apremiante.
