ENTREVISTA

Ricardo Martínez (CSIF): "Ceuta funciona sólo gracias al empleo público porque siempre ha sido lo cómodo"

El presidente autonómico del CSIF sostiene que la falta de motores de actividad económica en la ciudad obedece, fundamentalmente, al hecho de que Ceuta no siente la necesidad de crearlos. Martínez lamenta la condición de “hipersubvencionada” que atribuye a la ciudad.

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photo_camera El secretario general del CSIF, Ricardo Martínez, durante la entrevista/ ANTONIO SEMPERE

El desempleo en la ciudad mantiene desde hace años unas tasas insoportables.  A juzgar por la evolución del paro, podría creerse que ésta es una situación irreversible.

Todo en la vida tiene solución. Pero para eso hay que mostrar voluntad de querer arreglar las cosas. Pero parece que tanto la Ciudad como la Delegación del Gobierno, que es la que tiene la competencia real sobre esta materia, no ponen los medios necesarios para resolverlo.

Sólo se les ha ocurrido el famosísimo plan de empleo, que, en realidad, no deja de ser un subsidio, algo que no conduce absolutamente a nada. Aquello nació para generar una necesidad de empleabilidad real, una formación que, después, condujera al desempleado a obtener un puesto de trabajo.  Pero no es nada de eso.

El plan de empleo es poco más que un caladero de votos, algo que utilizan los partidos políticos para mantener a un millar de personas subsidiadas. Eso no tiene ninguna repercusión real sobre el empleo.

Las organizaciones sindicales hemos pedido reiteradamente que ese dinero se utilizase para otro tipo de cosas, que se emplease para incrementar la inversión, para favorecer la creación de empresas… Pero a esas peticiones siempre hemos recibido la callada por respuesta. Parece que el sistema actual es más sencillo  y conduce, a la postre, a lo que ellos quieren. Mantienen a la gente comiendo durante nueve meses o un año, y eso son votos. Ese es el mecanismo que funciona, y no hay muchas más ideas. Yo he llegado a escuchar de boca de muchos políticos que aquí lo que pasa es que sobra gente.

Tenemos las tasas de paro que tenemos. Una sociedad que soporta porcentajes de desempleo del 30 o el 33 por ciento no puede aguantar así mucho tiempo. Pero eso es lo que está pasando aquí.

¿Por qué no se ha conseguido desarrollar un tejido industrial en la ciudad?

Porque no se quiere tener. Al final no se ponen los medios para que alguna industria u otra actividad económica fuerte se instalen en la ciudad. Somos frontera con un continente emergente. Marruecos está creciendo de manera brutal. Nosotros somos la puerta de Europa. Pero, sin embargo, las posibilidades que ello ofrece no se están explotando lo suficiente.

Ceuta funciona sólo gracias al empleo público porque siempre ha sido lo cómodo. Es una ciudad hipersubvencionada. Es cierto que las administraciones general y local dan empleo a muchísima gente en Ceuta, pero lo que hay que hacer es empezar a buscar otros tipos de nichos de empleo. Siempre hay alternativas, lo que ocurre es que no se quieren buscar.

¿Cuál sería el modelo a seguir?

Tenemos el ejemplo de Melilla, a la que siempre nos referimos como la ciudad hermana. Melilla, por ejemplo, tiene una frontera comercial, lo que le permite meter grandes cantidades de dinero y funcionar comercialmente de otro modo. Creo que teniendo ese ejemplo, en Ceuta podríamos copiar algo.

Me temo que a lo mejor es falta de voluntad, de necesidad. Como tenemos subvención, como el Estado nos acaba manteniendo a través de la devolución del IPSI o cualquier otro tipo de compensación o nos da dinero para el plan de empleo, pues ni el Ayuntamiento ni la Delegación del Gobierno sienten la necesidad de que la ciudad sea autosuficiente. No creo que sea incompetencia. Hay mucha gente para que a alguien se le ocurran fórmulas. Es, simplemente, que no tenemos la necesidad.

Tenemos un híbrido que tampoco es bueno. Pero, claro, si fuéramos sólo ayuntamiento, vaya a saber cómo estaríamos ahora

La Ciudad anunció la pasada legislatura la adopción de una serie de medidas que, a través de la reducción del tipo impositivo para determinados productos, sirvieran para atraer visitantes a la ciudad y estimular el comercio. ¿Qué opinión le merecen estas propuestas?

Primero, lo que hay que hacer es ponerlas en marcha. Es una buena idea que puede dar al comercio bastante movimiento, que podría generar algo de empleo en la ciudad.

Podría suceder lo contrario que pasó con los carburantes. Se pensó que subiendo las tasas sobre los combustibles se iba a incrementar la recaudación. Al principio, en efecto, la recaudación subió. Pero el paso de los años ha hecho que nos encontremos con que la recaudación está disminuyendo hasta niveles similares a aquéllos se registraban cuando los impuestos estaban más bajos. Se han incrementado los precios a costa de disminuir muchísimo el consumo de carburante en la ciudad. Y eso, claro, perjudica a quienes venden carburante.

Este año se cumplen dos décadas desde la aprobación del Estatuto de Autonomía de Ceuta. ¿Hemos sacado la rentabilidad que deberíamos a las posibilidades que ofrecía este nuevo estatus para la ciudad?

Sin ese estatuto seguramente estaríamos peor. Hemos asumido un rol intermedio entre el de ayuntamiento y el de ciudad autónoma, y eso nos ha servido para recibir mucha ayuda del Estado. No hay más que ver cómo se ha disparado el empleo público en todos estos años debido a la asunción de competencias.

Pero también es cierto que, al mismo tiempo, hemos visto cómo no se ha terminado de llevar a cabo el proyecto de estatuto. Nunca terminamos de ser una comunidad autónoma. El hecho de estar entre dos aguas no nos beneficia.

Ahora vivimos un momento en el que quizás resulte más evidente que no tenemos capacidad legislativa, y esa incapacidad nos pone en ocasiones ciertos topes. Por ejemplo, no podemos tomar decisiones sobre la organización de las administraciones públicas porque todo viene impuesto desde Madrid,

Tenemos un híbrido que tampoco es bueno. Pero, claro, si fuéramos sólo ayuntamiento, vaya a saber cómo estaríamos ahora. 

Al menos deberíamos tener más capacidad para autogestionarnos y para legislar en nuestra propia ciudad. No podemos reglamentar ciertas cosas dentro de nuestra propia administración, relativas a nuestro propio funcionamiento.

Durante años, y antes de la crisis que ha castigado a los sindicatos, se dijo que la unidad sindical era indispensable para salvaguardar los intereses de los trabajadores. ¿Cuáles son actualmente las relaciones entre los distintos sindicatos?

Nos llevamos bien. Al final el objetivo es el mismo. Lo único que ocurre es que cada uno sigue su propio camino para alcanzar esos objetivos. Pero en líneas generales siempre nos hemos llevado bien. Como lo que nos importa es mejorar las condiciones laborales, acabamos por apoyarnos unos a otros. Lamentablemente, no siempre el camino que elegimos es el mismo en todos los casos. Pero el objetivo sí.

Eso hace que al final acabemos siendo si no amigos sí compañeros y que las relaciones sean buenas.