Una concentración de miles de personas en la frontera obliga a confinar a los porteadores en la playa de El Tarajal durante horas

El entorno fronterizo de El Tarajal ha vivido esta tarde durante más de seis horas una situación de excepcionalidad que ha obligado a los cuerpos de seguridad a confinar a centenares de porteadores en la playa para evitar avalanchas y altercados. Según las estimaciones de responsables del dispositivo, los agentes han coordinado el tránsito de hasta 8.000 personas en una vasta operación que ha concluido sin incidentes. 

La frontera de El Tarajal ha vuelto a vivir a lo largo de la tarde nuevos episodios de masificación que han obligado a intervenir a las fuerzas de seguridad. Después de que a mediodía un grupo de porteadores invadiese la carretera nacional, la actividad ha resultado frenética en el entorno del paso fronterizo.

El ímpetu y número de los porteadores ha exigido el establecimiento de un dispositivo de control que ha canalizado el traslado de centenares de personas hasta la playa de El Tarajal. Las fuerzas de intervención GRS, de la Guardia Civil, y UIP, de la Policía Nacional, se desplegaban en la zona en torno a las dos de la tarde ante la presencia de centenares de personas que se concentraban en la calzada.  

La Guardia Civil ha mantenido confinados a los porteadores en la playa con el propósito de ordenar el tránsito en el paso fronterizo. Mientras, el tráfico rodado permanecía detenido generando colas que, en torno a las seis de la tarde, llegaban a la altura de la misma playa de El Chorrillo.

Según fuentes policiales, el número de personas cuyos movimientos han sido controlados para evitar aglomeraciones y avalancha ha podido alcanzar las 8.000.

Mientras, la Ciudad situaba en los cruces de  la carretera nacional a agentes de la Policía Local para impedir el acceso de los vehículos a la zona de mayor congestión.

concentracion-porteadores-frontera-guardia civilUn agente de la Guardia Civil ayuda a una porteadora en silla de ruedas/ ANTONIO SEMPERE

La concentración humana en torno a la frontera y las horas durante las que se ha prolongado esta situación de excepcionalidad han creado un ambiente de tensión indisimulable ante la posibilidad de que se registraran avalanchas o altercados. Las horas de espera han llevado hasta la extenuación a muchos de los porteadores, entre ellos no pocas mujeres, quienes han debido arrastrar sus fardos durante mucho más tiempo del que habían podido prever. Agentes de la Guardia Civil ayudaban a los más débiles a transportar su carga cuando el tráfico a través del paso fronterizo comenzaba a restaurarse.

Finalmente, el dispositivo policial establecido ha comenzado a evidenciar sus resultados cuando en torno a las seis y media de la tarde el tránsito de personas a través de la frontera ha empezado a registrar una mayor fluidez. Una hora más tarde, aunque a un ritmo lento, el paso a los vehículos en dirección a Marruecos se restablecía. Pese a ello, los vehículos en espera se cifraban en unos 1.200 en esos momentos, la mayoría marroquíes que intentaban regresar a sus domicilios con el cargamento de la jornada.

“Ha sido un milagro”, comentaba un mando de la Guardia Civil para celebrar la ausencia de incidentes, a pesar de lo crítico de la situación vivida.  Los participantes en el dispositivo no han ocultado su malestar por la actitud de algunos propietarios de las naves del polígono que durante la tarde, cuando la situación aún no estaba controlada, continuaban distribuyendo fardos a nuevos porteadores.

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