Opinión

Entre dos nombres de mujer

Treinta años ya que me dieron la licencia y pensé que nunca volvería a tener sensaciones, porque será que mi Ceuta marinera la que siempre bauticé como la que está por encima del mar, es la que me hace contemplar para siempre su muralla asomaíto al Foso San Felipe es el único de todo el mundo que se puede navegar.

Javier Chellaram

Treinta años ya que me dieron la licencia y pensé que nunca volvería a tener sensaciones, porque será que mi Ceuta marinera la que siempre bauticé como la que está por encima del mar, es la que me hace contemplar para siempre su muralla asomaíto al Foso San Felipe es el único de todo el mundo que se puede navegar.

Y en lo alto de la reconquista se encuentra tan coqueta y tan morena la Bandera Nacional la que es la roja y gualda la que ciñe en su contoneo y la que vuelve loquita a su Ceuta cada vez que golpea su mástil se por vientos de levante o de poniente.

Quién lo diría que dos historias con "nombres de mujer " que se mueren de celos y me traen por el callejón de los tiempos donde el viento se da la vuelta y quita el sentío a los sentimientos que se perdieron, por lo que pudo haber sido y no fue.

La que me vistió y me acogió es la que me guardó por las noches siendo la que me escuchó en mi querer siendo la que me dio la oportunidad de Besarla y apretarla, la que bajo el viento y la lluvia llevara en mi pecho el nombre a quien representaba.

A la luz de la luna, he llorado alguna vez porque no me dejara solo sin el Manto de la Reina de los Mares, porque no si alguna vez me soplara serena la brisa, y rugieran como amenazas las olas, me coroné de tantas sonrisas.

Y tantas veces que pasé de largo sin mirarla porque yo fuera uno vestido de blanco del arte natural quien surcara los mares, las noches de fiesta en la Lonja de Pescadores, apretara los puños y empujones, para ver con razón o sin ella, quienes éramos mejores al timón para anudarla y atracarla montada en su barquilla.

Y ahora ante la distancia, la lejanía y el olvido que quizá sea menos, me cruzo con ella en estos últimos años por los bajos del mercado, iluminada por esos papelillos que son el símbolo de mi Ceuta y de mi España.

Y ante la arena ardiente y las almas estremecías... nos vamos de la mano hasta la recogida, y nos hacemos fotos que saben a Gloria...

Son momentos y son cositas nuestras, que no nos damos cuenta que los tiempos están cambiando y están cambiando los tiempos, pero late con fuerza mi corazón, aunque se crean que alguna vez se paró..

Se van ampliando los mares y adelante muchos horizontes que nos traen mucha mar por delante de Santa María de África a la Almadraba, bajo las luces de verano de Julio, nos cogimos del brazo, nos dimos la mano, y nos fundimos con cariño a España este marinero de la Armada con la Compañía de Mar llevan en su manto a mi Reina de los Mares, que tienen nombres de mujer.