Opinión

Historias de la indignidad 3: Humillación

Se llamaba Rosa, tenía 81 años, vivía en Reus y era pobre de solemnidad. Su gran pecado, ser pobre, le costó la vida. Entre la compañía eléctrica, el ayuntamiento, la Generalitat y el Gobierno de la nación se encargaron de que esta mujer acabara muerta entre fuego y humo, tras dos meses sin suministro eléctrico por impago, alumbrada únicamente por las velas que, finalmente, fueron el elemento ejecutor.

Se llamaba Rosa, tenía 81 años, vivía en Reus y era pobre de solemnidad. Su gran pecado, ser pobre, le costó la vida. Entre la compañía eléctrica, el ayuntamiento, la Generalitat y el Gobierno de la nación se encargaron de que esta mujer acabara muerta entre fuego y humo, tras dos meses sin suministro eléctrico por impago, alumbrada únicamente por las velas que, finalmente, fueron el elemento ejecutor.

Las eléctricas en España son las puertas giratorias favoritas de los políticos, que tras cumplir mandatos en el Gobierno o en otras importantes instituciones del Estado, se sientan en sus consejos de administración recibiendo unos fabulosos emolumentos. Esos mismos políticos son los que se encargan durante sus mandatos de colocar a Jueces y Magistrados en las más altas instancias de la Judicatura y, claro, aquí el único que no pinta nada es el ciudadano y si encima es pobre pues su indefensión aumenta de forma exponencial

En este país, sumido cada día en una mayor indignidad, donde Partido Popular y Partido Socialista, al igual que en la primera restauración borbónica se han alternado en el poder, como si fueran los conservadores de Cánovas y los liberales de Sagasta, hasta que el 15 M introduce nuevos elementos, se ha producido un pequeño reajuste donde aparece Ciudadanos como pegamento o nexo de unión entre ambos, para que todo siga acorde a los deseos de los verdaderos poderes fácticos y una nueva fuerza a la izquierda, Podemos, que empuja al Partido Socialista hacia la gran Coalición, pero que, verdaderamente prioriza coger importantes parcelas de poder en detrimento de lo que debería ser su objetivo prioritario, la defensa a ultranza de los más desfavorecidos.

Por tanto, vuelvo a repetir, que este país, ejemplo de indignidad en su funcionamiento, humilla, maltrata y empobrece cada vez más a las antiguas clases medias, reconvertidas en parias, haciendo que cientos de miles de Rosas, como la de Reus, se vean abocadas a carecer de cosas tan fundamentales como la luz eléctrica. Bien es cierto que algunas Comunidades Autónomas legislan ayudas hacia los más vulnerables, pero no es menos cierto que el Gobierno del señor Rajoy se encarga de recurrirlas al Tribunal Constitucional que, lógicamente le da la razón. Faltaría más si su presidente es afiliado del Partido Popular. Hay que lograr que las eléctricas obtengan los mayores beneficios. Así luego colocaran a más gente del Gobierno y de los partidos afines en sus consejos de administración. Todo ello a costa de la vida de Rosa y de tantos y tantos de los que ni siquiera tenemos noticias.

Hace poco el Tribunal Supremo anuló el bono social para personas con bajos recursos. Claro ¿cómo van a subvencionar las empresas este bono a costa de reducir algo sus tremendos beneficios? piensa el Tribunal Supremo que esto hay que cargarlo en la factura de los ciudadanos y además les tendremos que devolver lo abonado con intereses. Esto es lo normal en un país donde el anterior Ministro de Industria, el famoso señor Soria, le puso un impuesto al sol, increíble pero cierto. En un país con millones de horas de sol donde la energía eléctrica se podría producir a muy bajo coste, el ministro del señor Rajoy le pone impuestos a los que intenten aprovecharse del sol, para que compense a las eléctricas. Y cuando pillamos al señor Soria con las manos en la masa, lo intentamos colocar como premio en el Banco Mundial, pero como hubo mucho ruido lo dejamos escondidito hasta que podamos colocarlo en un buen sitio. Tal vez en un consejo de administración donde se cobra tan espléndidamente por haber prestado servicios anteriores.

Seguiremos pues, otros cuatro años más con éstos, que Zapatero definió como “patriotas de hojalata”, porque tienen todo el día en la boca la palabra España, el bolsillo lo tienen en cualquier paraíso fiscal, la mente la tienen puesta en el consejo de administración que les tocará cuando se retiren, y el corazón lo tienen de granito. Les importa tan poco que Rosa muriera por su inmisericorde avaricia, les importa tan poco que a Sandra le hayan quitado su casa, pese a quedar demostrada una clausula abusiva, porque un juez piensa que lo mejor para ella es irse a la calle, les importa tan poco que los trabajadores cobren la mitad, que los inmigrantes se ahoguen en una playa a diez metros de la orilla, que los dependientes no tengan ni para lo más básico, que las listas de espera de los hospitales se hagan interminable, les importa tan poco todo esto, que nosotros los que sufrimos estas consecuencias, tenemos que decir que toda esta indignidad, este oprobio, esta humillación nos la merecemos, porque están ahí y siguen ahí porque nosotros se lo permitimos.