Opinión

Cambios

En cualquier orden de la vida, los cambios pueden estar inducidos por criterios de utilidad o por consideraciones meramente estéticas. Los próceres suelen remodelar sus gobiernos para hacerlos más ágiles, más eficaces, más equilibrados o, sencillamente, más agradables a la vista. Uno no puede estar seguro a que tipología adscribir la reorganización de competencias promovida por el presidente Vivas.

En cualquier orden de la vida, los cambios pueden estar inducidos por criterios de utilidad o por consideraciones meramente estéticas. Los próceres suelen remodelar sus gobiernos para hacerlos más ágiles, más eficaces, más equilibrados o, sencillamente, más agradables a la vista. Uno no puede estar seguro a que tipología adscribir la reorganización de competencias promovida por el presidente Vivas.

Las justificaciones que el presidente de la Ciudad ha ofrecido para explicar la reordenación de las responsabilidades de gestión entre los distintos consejeros no parecen ser, a primera vista, todo lo sólidas que habría de suponerse. El argumento de que resulta preciso modificar el Gobierno mediada la legislatura para afrontar los objetivos de gestión planteados a comienzos del mandato suena a explicación forjada a posteriori. Vivas tendrá sus razones para haber desposeído al consejero Hachuel de sus competencias de empleo, para asignar a la consejera Deu a Presidencia retirándola de Educación, un departamento más comprometido y exigente, o para entregar las competencias sobre Asuntos Sociales a Adela Nieto. Esas razones, quizás, no lleguemos a conocerlas.

En ocasiones, los gestores profesionales se ven impelidos por un afán de emulación cuyas motivaciones hay que buscar más en los arcanos de la ciencia psicológica que en la ponderación de la lógica política. España ha cerrado una larga etapa de inestabilidad con la constitución de un nuevo Gobierno. Rajoy ha forjado un equipo que, en esencia, se antoja gemelo al que ha venido desarrollando su labor en funciones a lo largo de los últimos meses. Quizás Vivas, excitado por el ejemplo de sus mayores, ha creído conveniente impulsar una reestructuración de la misma naturaleza, una reorganización muñida en la idea de que un líder no sólo ha de mandar sino que ha de hacer ver a quienes le rodean que, efectivamente, manda.

Un gesto que confiere prestigio, ha de pensar el presidente. Uno de esos cambios estéticos de los que más arriba hablábamos.