Opinión

El desliz

La existencia no es sino una sucesión de caídas de las que, para sobrevivir, resulta imprescindible reponerse. El ser humano no puede sucumbir al desánimo y, por numerosos que sean los resbalones y los golpes, ha de continuar camino. Exactamente lo mismo que acaece en el Paseo del Revellín o en la calle Real durante un día de lluvia.

La existencia no es sino una sucesión de caídas de las que, para sobrevivir, resulta imprescindible reponerse. El ser humano no puede sucumbir al desánimo y, por numerosos que sean los resbalones y los golpes, ha de continuar camino. Exactamente lo mismo que acaece en el Paseo del Revellín o en la calle Real durante un día de lluvia.

Los gestores públicos se enfrentan en no pocas ocasiones a problemas enjundiosos cuyos mecanismos no son siempre fáciles de identificar a pesar de que sus consecuencias sean evidentes. ¿Cuáles son exactamente las causas que nos convierten en uno de los territorios españoles con mayor índice de desempleo? ¿Cómo puede atacarse una situación tan preocupante como la del fracaso escolar? ¿Qué instrumentos podrían ser los más eficientes para combatir la desigualdad, la segregación social, la marginación?

Retos como los aquí relacionados exigen sesudas reflexiones, consultas a los más expertos, foros para el intercambio de pareceres, planes costosos y ponderados… Pero, ¿qué hace falta para conseguir que el suelo no resbale? No parece un dilema equiparable a los del desempleo, la ineficacia del sistema educativo o la pobreza. Así, a bote pronto, parece obvio que para evitar que un suelo resbale basta con sustituirlo por otro que no lo haga.

El Gobierno local lleva años intentando solucionar éste que debe ser a sus ojos un problema irresoluble. Ni las caídas de los viandantes ni las denuncias presentadas contra la Ciudad ni el clamor popular parecen haber servido de aliciente a las autoridades para dar con la tecla.

Tras los últimos fallidos intentos, la Ciudad ha anunciado que insistirá para acabar con el que parece haberse convertido en el principal reto al que se enfrenta un gobierno municipal español en el presente siglo.

Como anunció en su día el consejero del ramo, la solución está al caer.