Opinión

Niños

Los niños extranjeros tutelados por la Ciudad no pueden participar en las competiciones organizadas por la Federación Española de Fútbol a causa de una estúpida normativa que obvia los derechos de la infancia. El Gobierno local, en una actitud que, por razonable y decente, lo honra, ha anunciado su intención de tomar medidas para corregir este absurdo.

Los niños extranjeros tutelados por la Ciudad no pueden participar en las competiciones organizadas por la Federación Española de Fútbol a causa de una estúpida normativa que obvia los derechos de la infancia. El Gobierno local, en una actitud que, por razonable y decente, lo honra, ha anunciado su intención de tomar medidas para corregir este absurdo.

La situación de los menores extranjeros no acompañados no es sino un síntoma más de la excepcionalidad con la que el Gobierno español aborda los fenómenos migratorios en Ceuta y Melilla. La convicción de que el mejor modo de controlar los flujos migratorios en ambas ciudades es el de confinarlos a los límites de ambos municipios es un dogma que no hace excepciones ni siquiera con los niños.

Esta idea, alentada por los más rancios de los prejuicios, está en el origen de la estigmatización que sufren los menores extranjeros que se encuentran bajo el amparo de las autoridades públicas. Basta con rastrear aun superficialmente las redes sociales para encontrar a un número no desdeñable de ciudadanos capaces de proferir las mayores infamias contra quienes, pese a todo, no dejan de ser niños.

Que el Gobierno local combata sinsentidos como el auspiciado por la Federación de Fútbol reconforta. Aunque sigue sin ser suficiente.