Opinión

Obstinación

Las palabras del presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta (UCIDCE), Laarbi Maateis, han traído de nuevo al primer plano la polémica abierta en torno al calendario laboral. Maateis calificaba de “falta de respeto” la renuencia de las autoridades municipales a convertir en festivo el día del fin de Ramadán.

Las palabras del presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta (UCIDCE), Laarbi Maateis, han traído de nuevo al primer plano la polémica abierta en torno al calendario laboral. Maateis calificaba de “falta de respeto” la renuencia de las autoridades municipales a convertir en festivo el día del fin de Ramadán.

La inquietud de Maateis, en otras ocasiones tan lenguaraz y corto de entendederas como pueda serlo un obispo católico, parece en este caso justificada. Independientemente de las opiniones que cada uno pueda tener sobre la infiltración de la religión en el espacio público, la idea de incluir como día festivo en el calendario una jornada que reúne a la mitad de la población en torno a una celebración compartida parece razonable.

La incomprensible oposición del Gobierno local a debatir en el plenario de la Asamblea esta modificación del calendario laboral precisaría una explicación que vaya más allá de la hasta ahora aportada. MDyC aseguraba esta semana que existe un informe de los técnicos municipales que avala su petición de elevar la cuestión a la consideración de los diputados reunidos en pleno. Paralelamente, Caballas presentaba este miércoles ante la prensa una propuesta para satisfacer esta aspiración de la comunidad musulmana.

Convertir en problema algo que, probablemente, encontraría una fácil solución suena a obstinación.