Opinión

Reto

La próxima apertura del paso fronterizo de El Tarajal II pondrá a prueba a las administraciones. Será una oportunidad para verificar que las autoridades son capaces de cumplir con los plazos que ellas mismas se imponen. Lo será también para descubrir si tanto la Delegación del Gobierno como la Ciudad son capaces de gestionar las necesidades de personal que el nuevo servicio requiere. Y hacerlo garantizando unas condiciones laborales dignas a los trabajadores.

La próxima apertura del paso fronterizo de El Tarajal II pondrá a prueba a las administraciones. Será una oportunidad para verificar que las autoridades son capaces de cumplir con los plazos que ellas mismas se imponen. Lo será también para descubrir si tanto la Delegación del Gobierno como la Ciudad son capaces de gestionar las necesidades de personal que el nuevo servicio requiere. Y hacerlo garantizando unas condiciones laborales dignas a los trabajadores.

 Las críticas que este martes lanzaba el presidente nacional de CSIF, Miguel Borra, a la falta de información proporcionada por la Ciudad a propósito del despliegue de funcionarios municipales en el acceso de El Tarajal II no son nuevas. De cumplirse los plazos avanzados por la Delegación para la apertura del nuevo paso, la Ciudad dispone de poco más de tres semanas para decidir de dónde saldrá la decena larga de policías locales que prestarán servicio en la frontera. La corta plantilla del cuerpo no garantiza que el nuevo despliegue no vaya a redundar en recortes de personal en otras unidades de la Policía Local.

No menos importante, sobre todo para la tranquilidad de los propios trabajadores, resultaría conocer qué funciones precisas desempeñarán los agentes, algo que todavía no ha acabado de precisarse.

Los sindicatos de la Policía Nacional también expresan sus dudas acerca de que la dotación actual de agentes sea suficiente para atender todas las exigencias que planteará la apertura del nuevo acceso.

Todo un reto.