Opinión

Los besos

Hay tres clases de besos, los que se dan en la frente a los enfermos y heridos, los que se dan en la mejilla que son fraternales y de afecto y los que se dan en los labios que son los de amor y pasión.

Ahora que vuelve Martínez Ares al Carnaval de Cádiz, muchos no saben ni cuando suena el trino del compás, ni las cadencias del empiezo ni los quejíos que lleva un tenor acompañado de un segunda. Ahora planearán todos los besos y abrazos, y se ven si alguno lleva el cuchillo en la bocamanga del disfraz en la noche de los cuchillos largos, y tras los logros y efusivos abrazos cuando se han firmado los pactos de gobierno en ayuntamientos y autonomías nos imaginamos el besuqueo de los grandes dirigentes, antes que empiecen las elecciones generales. Cuando uno está eufórico y pletórico en ciertos momentos y es cuando me encuentro más dado a eso de estrechar la mano, de dar un abrazo y de dar dos besos y... aquí he ido notando en algunos que me he equivocado...

Hace unos años noté el primero, la madre de una dirigente política local me la encontré cerca del trabajo y allá que me acerqué con ese entusiasmo y le di dos besos, y esa nula incorporación y esa inmovilidad me dio por recordar un velatorio, por esas personas como sedadas y perdidas en el dolor infinito. Ya me dije para mis adentros bueno, la próxima me las tendré que pensar y ya te diré un hola que hay... y se acabó lo que se daba. En el siguiente fue hace unos meses, me encontré a una amiga a medias, o se es amiga total y entregada o eres una conocida con derecho a quedada.

Y tras unos fines de semana donde cambiamos impresiones y poco más, puesto que a ciertas edades los sofocos y cambios de carácter las hace pensar que les llegará el Príncipe Azul nos fuimos diluyendo entre buenas palabras. 

Y cuando nos volvimos a ver, tras acercarme a ella que estaba sentada en un sillón de esos reconfortables en un pub local, vi que ya no llegaba la química ni el entusiasmo, y aquel beso en cara de cemento me dio por recordar que así da asco, el ser uno tan cumplido y agradable, cuando la petarda ni se movía.

El tercero es quien fue alguien que compartió espacio laboral, quién fue trepando para ir escalando peldaños y puesto, pedorra y cutre a mas no poder, ya me fue dejando gestos hace casi dos años, echándome casi a codazos de la pista de baile, para hacerse las fotos con los que quedaban en el barco. Y claro, mientras me quede ese atisbo de cortesía, modales, caballerosidad y educación, saludo a su amiga y por ende a ella, pero ya noté que parece que le perdonan a uno la vida, esos besos que no mueven ni la quijada de la cara, ni mueven el cuello ni hacen un acercamiento o un simple hola que tal. Uno va aprendiendo paso a paso, la vida es una cadena de aprendizaje por mucho que nos creamos, que venimos de vueltas y que tenemos muchos tiros dados, pero viendo la gente como va por la calle, chocándose con farolas y papeleras, nadie tiene WhatsApp y lo dejamos igual pero nos esforzamos.