Opinión

Vuelta a la normalidad

El Santísimo Cristo del Triunfo en su Gloriosa Resurrección cerraba ayer una nueva edición de la Semana Santa donde todas las hermandades, exceptuando la del Medinaceli, han podido cumplir con sus respectivas estaciones de penitencia. Días de recogimiento y reflexión en el que me he mantenido al margen de todo tipo de polémica, pero regresamos a la normalidad, y con ella a compartir con ustedes mis consideraciones sobre la actualidad informativa tanto de ámbito local como nacional, cuando tan solo quedan 35 días para la convocatoria de nuevos comicios.

El Santísimo Cristo del Triunfo en su Gloriosa Resurrección cerraba ayer una nueva edición de la Semana Santa donde todas las hermandades, exceptuando la del Medinaceli, han podido cumplir con sus respectivas estaciones de penitencia. Días de recogimiento y reflexión en el que me he mantenido al margen de todo tipo de polémica, pero regresamos a la normalidad, y con ella a compartir con ustedes mis consideraciones sobre la actualidad informativa tanto de ámbito local como nacional, cuando tan solo quedan 35 días para la convocatoria de nuevos comicios.

En estos pocos días hemos asistido al espectáculo esperpéntico del líder socialista, Pedro Sánchez, quien en su desesperación por intentar ser presidente con tan solo 90 diputados, ha llegado al extremo de suplicar a Alexis Tsipras, presidente Griego y socio de Pablo Iglesias, para que le ayude a recabar el apoyo de este último. Tras ser derrotado en las elecciones y en la investidura, el show de Sánchez entra en una espiral grotesca: después de mendigar a Tsipras, ¿a quién más le pedirá ayuda para ser presidente? ¿A Maduro? ¿A Evo Morales? ¿A Varoufakis?

La insensatez del candidato socialista no tiene parangón, en lugar de buscar referentes en los países más prósperos, como Austria, Alemania o Finlandia, Sánchez se inspira en Portugal y Grecia. El Portugal progresista del recorte de pensiones y la Grecia del cambio y el corralito son modelos que Sánchez quiere para los españoles, en clara contraposición con un Partido Popular que ha escuchado el mensaje de los españoles y españolas, que es consciente de la necesidad de un acuerdo consensuado entre las principales formaciones constitucionalistas liderado por quien obtuvo el mayor respaldo electoral en las elecciones generales del pasado 20 de diciembre.