Opinión

El arte de tropezar con la misma piedra

En uno de mis últimos escritos, planteaba la siguiente cuestión ¿Quién depende de quién?, era de este modo que abría un artículo en el que intentaba dar algunas respuesta sobre cuál es el origen de muchos de los problemas que con cierta virulencia se han hecho mucho más evidentes durante las últimas semanas.

En uno de mis últimos escritos, planteaba la siguiente cuestión ¿Quién depende de quién?, era de este modo que abría un artículo en el que intentaba dar algunas respuesta sobre cuál es el origen de muchos de los problemas que con cierta virulencia se han hecho mucho más evidentes durante las últimas semanas.

En mi artículo hacía una exposición sobre algunas de las situaciones que se vienen produciendo al otro lado de la frontera, una de ellas hacía referencia al abrumador crecimiento poblacional que se está produciendo en las ciudades que colindan con Ceuta, y la realidad es que desde que lo escribí la realidad poco o nada ha cambiado. Tetuán y Castillejos siguen creciendo sin ningún tipo de control por parte de las autoridades marroquíes, sin infraestructuras económicas e industriales que den algún tipo de salida laboral a esa ingente masa de población la mayor parte de ella proveniente de sus provincias del sur, es evidente que el único fin que las mueve a desplazarse hacia esta zona es participar en el comercio transfronterizo que se lleva a cabo desde Ceuta. En esto reside una de las respuestas, estamos ante una marea de personas que lucha simplemente por sobrevivir y de ello hay muchas personas que, sin importarles en absoluto las condiciones del ser humano, intentan sacar el mayor provecho con la explotación de tanta miseria.

En este caso y después de vistos los resultados de la apertura del ya famoso Tarajal II, dónde la falta de previsión ha llevado la voz cantante, lo mejor ha sido echar el cierre. Una vez más se ha puesto de manifiesto que tanto los responsables políticos de la ciudad, tanto del Ayuntamiento como de la Delegación en su inmensa mayoría, no están a la altura de las tareas que en función del cargo obtenido se les encomienda, resultado de un proceso de selección donde pesa más la militancia partidista que la cualificación técnica para el desarrollo de tales funciones.

Dicho esto, hay que destacar que uno de los aspectos más peliagudos del asunto fronterizo, no es precisamente el derivado de la masa incontrolada de porteadores, sino más bien, el de los vehículos que a diario cruzan a Ceuta para dedicarse a estos menesteres, y que generan un verdadero caos circulatorio en toda la frontera, quedando claro que esto poca o ninguna solución tiene, pues de abrirse más carriles el incremento de vehículos implicados sería directamente proporcional al número de carriles que se pusieran en servicio.

Ahora por lo que se puede ver y leer parece que los intentos de solucionar el problema van dirigidos a llegar a algún tipo de acuerdo con el país vecino, para que sean ellos los que de alguna forma limiten el número de porteadores que cruzan a diario la frontera, no estoy yo muy seguro del éxito de tal empresa, pero bueno por intentarlo que no quede.

Ahora bien, dudo mucho que por parte de Marruecos exista a estas alturas una verdadera capacidad para poner freno a una cuestión que ya está dando muestras evidentes de que se le ha ido de las manos. El asunto puede revestir tintes dramáticos a la hora de intentar limitar el número de porteadores que ha de cruzar nuestra frontera, pues muy difícilmente y sin mediar la fuerza se puede impedir que quienes necesitan de todo esto para su supervivencia, al final de una forma u otra acaben alcanzando sus objetivos.

Esto solo me deja plantear una única alternativa, más pronto que tarde se darán cuenta de la imposibilidad de controlar unos pasos fronterizos totalmente desbordados si no se pone fin a este tipo de comercio en masa. Las relaciones económico-comerciales de Ceuta con Marruecos hace ya muchos años que cambiaron y ya nada se asemeja el actual comercio transfronterizo con el que se desarrollara, a mucha menor escala, hace tan solo un puñado de años y para el que fueron creados estos polígonos comerciales. Hoy la situación sólo aconseja una posible solución, el cierre temporal de esos polígonos, esperar que Marruecos solucione el problema poblacional generado por el efecto llamada producido por este comercio transfronterizo y, por supuesto, replantear el modelo de relaciones comerciales transfronterizas en función de las capacidades reales de Ceuta y del tipo de comercio que ésta se puede permitir con un país con las características de Marruecos.