Opinión

Atajar de una vez la invasión silenciosa

Este es uno de los principales problemas que ahogan esta ciudad, pues está directamente relacionado con el colapso de áreas tan esenciales como las del empleo o las ayudas sociales, vivienda, educación, sanidad o la seguridad.

Algunos se quejan de que exista una especie de fijación política con todo lo que atañe a una barriada tan especifica como la del Príncipe, pero es que es un caso especialmente significativo, pues es ésta la que más ha crecido en población en los últimos años en relación con las demás, con un descontrol urbanístico sin precedentes, donde se puede ver sin mayor problema cómo en cuestión de semanas donde había un solar aparece una mansión y no solo eso, ya que es endémica la instalación de verdaderos desguaces clandestinos, que operan con total impunidad ante la inacción de unas autoridades incapaces de resolver unos expedientes cuyo trámite se dilata sine die, permitiendo ejercer esa actividad sin ningún tipo de reparos a personas en su mayoría procedentes de Marruecos, quienes aprovechándose de la situación, hacen una competencia desleal a empresas del sector que pagan sus impuestos, cumplen con las inspecciones requeridas y están en disposición de crear esos puestos de trabajo de los que tanto se necesitan en esta ciudad.

Eso sí, según parece, poco o nada interesa esto a los partidos de la oposición, a menos que vean que les puede generar algún rédito político.

Precisamente, uno de estos partidos, a estas alturas, trata de sacar a la opinión pública el tema de los empadronamientos y la falta en el Príncipe de una oficina para agilizar la tramitación de cualquier documento que se tenga que efectuar con la administración, ¿quizá saben estos señores que cualquier vecino de Castellar de la Frontera para efectuar un trámite administrativo de este tipo en la mayoría de los casos se tienen que desplazar a San Roque o Jimena?. Allí la distancia es mucho mayor y se quejan mucho menos, pero aquí acostumbrados a pedir, de nada extrañaría que algunos anclados en la demagogia pidiera que fuera un funcionario municipal casa por casa, para ver quién necesita de un trámite administrativo, ciertamente surrealista.

Mientras tanto, durante el último debate del estado de la ciudad, el señor Alcalde, dijo que el no tenía la varita mágica para solucionar el problema del desempleo, que lo diga precisamente él, ya tiene su miga, la pregunta en este caso es obvia, ¿entonces para qué se le vota?.  Dudo mucho que algunos de sus votantes lo sepan, después de 15 años será cosa de la inercia, supongo.

De todos modo, se ve que nuestro Alcalde, al parecer, no anda muy enterado de lo que pasa en su propia casa, pues con la buena labor que hizo la señora Bel al frente de la Consejería de Presidencia, Gobernación y Empleo, a su vez responsable de la oficina de estadística, se consiguió dar de baja a más de ocho mil de esos empadronamientos fraudulentos, lo que ocasionó un alivio en la presión sobre las áreas al principio aludidas. Sólo basta con que siga encomendando a los actuales responsables de esta Consejería que al menos sigan en esta misma senda que los resultados, a buen seguro llegarán.