Opinión

Por fin se empiezan a ver las cosas claras

Trabajo me ha costado pero al final parece ser que he conseguido que el señor Alcalde de esta ciudad acabe por coincidir conmigo en algunos de los temas que, a través de mis artículos, he intentado denunciar sacándolos a la luz pública.

Después de muchos años de silencio absoluto donde parecía que el café para todos era la tónica general de este gobierno y que los besos, abrazos y encantados de conocerse, el modus operandi del partido gobernante, al fin parece que desde la Alcaldía se habla con cierta claridad de uno de los problemas que más daño le ha estado haciendo a la ciudad durante años y que no es otro que el de los empadronamientos fraudulentos.

Ese asunto era algo que clamaba al cielo y en el que se mezclaban las grandes dosis de descaro de los beneficiarios del fraude con los intereses espurios de algunos políticos locales que se aprovechaban abiertamente de la situación. Quizá la etapa de la señora Bel al frente de la consejería competente en el asunto de los empadronamientos fuera una de las más efectivas en lo que al control del fraude se refiere, pues durante su gestión se llevó a cabo una reducción importante del padrón municipal, al darse de baja un número considerable de estas altas fraudulentas, pero aun así la solución a toda esta cuestión distaba mucho en resolverse, pues no bastaba solo con enmendarse la plana, sino que hacía falta que se reconociera públicamente la existencia del problema.

Muchos han sido los daños ocasionados a la ciudad por tantos años de dejación y mal hacer de aquellos que en algún momento han tenido responsabilidades en la materia, con lo que sería de justicia que del mismo modo que se premia o condecora a quienes demuestran eficacia en la ejecución de sus cometidos, también se les pidiera cuentas y se castigara a aquellos que por inacción, interés o incompetencia han coadyuvado a que se produjese esa "invasión silenciosa" que por otra parte tan buenos resultados ha estado reportando y aun reporta a algún "partidito" que otro de los presentes en la Asamblea.

Otros de los asuntos aludidos por nuestro alcalde y al que no pocas líneas le he dedicado en más de una ocasión, es el que concierne al trapicheo que se está llevando a cabo en los Polígonos del Tarajal y al que éste denomina curiosamente como comercio "atípico". Pues bien eso a lo que usted llama "atipicidad" no es más que una actividad totalmente opaca y en la mayoría de los casos ilícita, que solo beneficia a Marruecos y que perjudica abiertamente no solo a la hacienda pública, sino también a todo el comercio local y legal que ve como una frontera colapsada les priva de potenciales clientes del país vecino. Alguna que otra propuesta para su solución también he lanzado en algunos de mis artículos, tampoco estaría nada mal que se hicieran eco de ellas, a buen seguro que de hacerlo la situación en este tema mejoraría ostensiblemente.

Por último y aprovechando este repaso por gentileza del alcalde, tampoco debemos olvidar el espinoso tema de los desguaces ilegales que infectan innumerables puntos de la geografía local y que amenazan tanto la salubridad de las zonas que colindan, como la seguridad física de quienes las habitan, generando su presencia un importante riesgo de incendio que de producirse, provocaría tal desastre que, además de los consabidos daños personales y materiales, pondría contra las cuerdas al ejecutivo local frente a esos partiditos que tan acostumbrados están a vivir de la desgracia ajena. Mucho ojo con este asunto, pues más vale prevenir que tener que lamentar y aquí y nunca mejor dicho se está jugando con fuego.

En definitiva temas que he venido poniendo sobre la mesa desde hace ya tiempo y de los que ahora la autoridad competente se hace eco, verificándome con ello que en todos ellos tenía razón. Esperemos que esto signifique que existe verdadera voluntad por empezar a enmendar con decisión y firmeza los infinitos errores cometidos durante todos estos años, pues aunque difícil aún estamos a tiempo de darles solución, lo contrario sería permitir que algunos y algunas sigan haciendo su agosto al amparo de los beneficios políticos que les reporta la administración de la miseria de ciertos colectivos presentes en la ciudad, complicando aún más si cabe la situación y eso es algo que Ceuta a estas altura ya no se puede permitir.