la familia ha viajado desde valencia

Cálido homenaje al soldado Güeto en el 35 aniversario de su muerte

Tal día como hoy de hace 35 años, el soldado Güeto moría cuando el camión en el que viajaba para apagar un incendio volcaba.  Hoy su madre y sus hermanos han estado presentes en el homenaje de la ULOG 23 a Antonio.

HOMENAJE GUETO
photo_camera El coronel de la ULOG23 junto al hermano de Antonio tras la ofrenda floral / C.A.

El soldado Antonio Güeto murió el 24 de julio de 1982 en acto de servicio cuando realizaban labores de extinción de un incendio en las inmediaciones del polvorín de El Renegado. El camión aljibe en el que viajaba como ayudante del conductor volcó falleciendo prácticamente en el acto, mientras su compañero Sergio Pérez resultaba herido de gravedad. Antonio estaba haciendo la mili en la ciudad y hoy 35 años después de aquel fatídico sábado la ULOG 23 le ha rendido un cálido homenaje frente al monolito de la plaza que lleva su nombre con la presencia de su madre y dos de sus hermanos, que han viajado desde Onteniente (Valencia).

FOTO FamiliaEl coronel jefe de la ULOG 23, Antonio José Muñoz Junguito, ha resaltado “la relevancia del hecho como muestra de valores militares”, al tiempo que ha recordado que cada año esta unidad conmemora el sacrifico de Antonio en esta pequeña plaza y ante el monumento que la Ciudad levantó en 1984 en su memoria. “Aquí y ahora están representadas el homenaje a las virtudes y el monumento agradecido”. El coronel ha puesto en valor “la abnegación, el espíritu de sacrifico y la disciplina del soldado Güeto”.

Por su parte, su hermano Julián, que ha viajado a la ciudad junto a otro de sus hermanos y su madre, recuerda a Antonio como una persona jovial y “fácil de llevar”. Ha agradecido a la ciudad el recuerdo que cada año brindan a su hermano, sobre todo “porque mi madre ya está mayor y para ella es especial”.

El coronel y el hermano de Antonio han depositado un ramo de flores junto al monumento y ha entregado una placa conmemorativa a la madre, que ha mostrado una gran entereza, la misma que recuerda Francisco José Fernández, el piloto que llevara el cuerpo de Antonio junto con sus padres, en helicóptero hasta la ciudad natal del soldado en Valencia.