Ceuta se enfrenta a una nueva fase de la pandemia de coronavirus que, pese al incremento sostenido del número de casos, ha dejado de tener el impacto que en otros periodos de la crisis sanitaria se dejó sentir sobre los servicios asistenciales y la mortalidad.
La nueva ola epidémica, con mayor afectación entre las capas más jóvenes de la población, no ha tensionado el sistema nacional de salud con la presión que lo hizo hace apenas hace tres meses. El pasado 25 de abril, el número de contagios diagnosticados por cada 100.000 habitantes en la ciudad durante las dos semanas previas ascendió a 304. El reflejo de esta elevada incidencia, propia de un escenario de riesgo extremo, se tradujo en 26 ingresos hospitalarios, 7 de ellos en la Unidad de Cuidados Intensivos. A día de ayer, las autoridades sanitarias informaban de una incidencia de 292 casos con 11 hospitalizados.
Pese a la elevada incidencia de la enfermedad, la mortalidad permanece contenida. El periodo de mayor mortandad de la epidemia se registró entre el 14 de julio y el 25 de diciembre del año pasado con 57 fallecimientos. Desde Navidad y hasta el 15 de marzo pasado el número de muertes se elevó a 29. Según fija el Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario, la última fase de la pandemia arrancó el pasado 20 de mayo. Desde entonces solo se han contabilizado 4 decesos, el último de ellos el pasado 8 de julio.
Además del efecto que la última ola pandémica está teniendo sobre la población más joven, la principal preocupación de las autoridades sanitarias pasa ahora por explicar por qué la mitad de los últimos contagios en Ceuta se ha registrado entre población ya vacunadas. Varios gobiernos autonómicos, entre ellos el ceutí, ya han solicitado al Ministerio de Sanidad que acometa un estudio de inmunidad.
