La tasa de incidencia ha roto la caída abrupta que experimentaba desde finales de enero, cuando Ceuta empezó a ver el final de la sexta ola. Los casos cayeron de forma prácticamente ininterrumpida desde entonces hasta la semana pasada, cuando este indicador se estancó. El viernes subió ligeramente y este miércoles, la incidencia asciende otra vez hasta los 377,77 positivos. Una situación que no solo es endémica en la ciudad, sino que se produce de forma paralela con diez autonomías más.
En menos de una semana la ciudad ha vuelto a escalar en la montaña de contagios de la que tanto costó descender. Este martes se situaron en los 40. Cifra que no alcanza en la jornada de este miércoles, aunque se queda cerca con un total de 34.
Según desprende los informes gráficos remitidos por Medicina Preventiva, esta nueva inclinación de la curva, cuando ya había rozado la estabilidad, ha estado motivada por dos acontecimientos: el Carnaval con la adición esos días del puente de Andalucía- el 28 de febrero-, y la carrera de la Cuna de la Legión – el pasado fin de semana- que congregó a cientos de personas, muchos procedentes de fuera, en la ciudad en contextos de grandes multitudes.
Parece un dejá vu a un escenario bien conocido, pero, quizá ahora, con un final diferente. Hay voces que anuncian una séptima ola- sin ni siquiera dar tregua a que se trate de hechos aislados- en medio del pretendido camino a la gripalización que anunció el Gobierno el pasado enero. ¿Habrá séptima ola? Es probable. Se desconoce si ahora o en unos meses. Pero también lo es que será diferente, siempre que no aparezcan nuevas variantes que compliquen ese escenario en el que se quiere hacer de la covid una enfermedad común.
En cuanto a la situación en el hospital continúa estable. Con la unidad de críticos vacía desde hace más de una semana, y las hospitalizaciones a la baja, que computan un total de seis pacientes. De los cuáles cinco se encuentran en planta y uno en observación.
El giro en la gestión que está a punto de llegar
Parece que España está preparada para pasar página en la gestión de la pandemia dos años después del estallido del virus. Los consejeros de salud y el Ministerio de Sanidad acordaron la semana pasada las bases de un cambio en la forma de vigilar la covid a corto plazo y de manera temporal, se dejarán de notificar todos los casos para centrarse solo en los graves y los que se den en entornos vulnerables. A largo, hay un compromiso para construir antes de 2023 una red centinela que a través de muestras sea capaz de ver de dar la voz de alarma si el virus cambia su tendencia.
