El pasado 14 de marzo a las 21.00 horas el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba el primer estado de alarma en el país. Como si de un sueño se tratara, en Ceuta vivimos los primeros meses de esta pandemia algo confusos ya que afortunadamente no nos pegó de lleno. 222 personas se contagiaron, hubo 14 hospitalizados y lamentablemente cuatro personas no pudieron ganarle la batalla al virus.
Junio y julio lo vivimos como unas auténticas vacaciones, parecía que el covid comenzaba a marcharse de España. En Ceuta no se registraron casos. Sin embargo, llegó agosto y con él la vuelta de los contagios. A partir de entonces nos adentramos en una pesadilla de la que aún no hemos podido despertar. La segunda ola ha atacado a esta ciudad con una fuerza despiadada. El número de contagios no para de crecer, la presión hospitalaria cada vez es mayor y el número de fallecidos se ha multiplicado por diez con respecto a la primera ola.
El Ejecutivo de Vivas ha comenzado a aplicar unas medidas cada vez más duras ya que el Gobierno central no da luz verde para decretar el confinamiento domiciliario. Unas medidas que están hundiendo a los negocios de la ciudad y por consiguiente está acabando con la economía de una ciudad que llevaba arrastrando una grave crisis antes de que llegara esta maldita pandemia.
Las últimas restricciones obligan a no salir a la calle a partir de las diez de la noche, prohibir las reuniones de más de cuatro personas no convivientes, no poder salir de Ceuta ni por mar ni por aire y el cierre de toda actividad no esencia a las 20.00 horas.
Como vemos demasiadas cosas malas han pasado en los últimos ocho meses, ocho meses para olvidar. La esperanza está puesta en el anuncio de una vacuna para 2021. Esperemos que Ceuta esté tocada en el 2020 pero no llegue a hundirse en el 2021.
