entrada gratuita y limitada

Cultura ofrecerá visitas a los Baños Árabes los sábados de septiembre

El horario de apertura al público va de 12.00 a 14.00 y habrá recorrido guiado a las 12.30 y a las 13.15 horas. La entrada será gratuita y con solo un límite: su aforo, de 20 personas. 

Baños Árabes 1
photo_camera Vista general de los Baños Árabes (CEDIDA)

La Consejería de Educación y Cultura mantendrá abiertos los Baños Árabes, en la Plaza de la Paz, todos los sábados de septiembre en horario de 12.00 a 14.00 y realizará dos visitas guiadas, una a las 12.30 y otra a las 13.15 horas. Los interesados pueden reservar plaza con antelación llamando de lunes a viernes al 691 346 066 en horario de 9.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 21.00 horas

Tanto quien los visite a título individual como quien prefiera disfrutar de las explicaciones del guía accederá de forma gratuita con tan solo un límite, el aforo de los Baños Árabes, que es de 20 personas.

El objetivo de la Consejería de Educación y Cultura es favorecer el conocimiento del legado histórico y patrimonial de Ceuta, en este caso, facilitando al visitante la entrada en uno de los edificios civiles mejor conservados de época medieval islámica y uno de los elementos de mayor significación del legado patrimonial ceutí.

Dos excavaciones arqueológicas, realizadas en 2000 y 2004, sirvieron como base para su rehabilitación, que culminó a finales de 2006, y a la par fue planteada y abordada la necesidad de tomar medidas para asegurar su protección legal, que se alcanzó con su declaración como Bien de Interés Cultural en 2007.

 

Qué descubrir en la visita

La configuración de los Baños Árabes, levantados entre los siglos XII y XIII, incluye la entrada, que se realizaba desde un patio porticado con columnas conservado parcialmente al este del conjunto; las letrinas, situadas en el lado meridional; y bajo ese patio, un aljibe destinado a acopiar el agua necesaria para su funcionamiento.

El acceso a la conocida como sala fría era desde el patio, por una puerta con arco de herradura, después de lo que se abre al visitante una sala con planta rectangular cubierta con bóveda de cañón y con luceras rectangulares. Perdido cualquier vestigio de decoración, cabe reseñar que la sala contaba con una pequeña fuente –ahora está reconstruida- alimentada por el depósito del patio y desde la que una serie de canalizaciones distribuía el agua por el edificio. Fue en el siglo XIV cuando esta sala se amplió con un nuevo cuerpo con bóveda de aristas y luceras.

Desde ese espacio, el de la sala fría, se accede a la templada, que también contaba con dos alhanías (dormitorios) en sus extremos, aunque una de ellas se ha perdido; y, por otra parte, la sala caliente, de planta irregular, contó con piscina, del mismo modo hoy desaparecida. El suelo de este habitáculo se apoya sobre pilares de ladrillos que facilitaban la entrada de aire caliente desde un horno y caldera, aire que circulaba por el subsuelo y salía por unos tubos cerámicos insertos en las paredes, lo cual, en conjunción con el agua que se vertía en el suelo, conformaba la atmósfera adecuada.

La presencia de material arqueológico de época lusitana (siglo XV) formando parte de los primeros rellenos que colmatan el edificio fecha el final de su uso y el edificio quedó posiblemente abandonado hasta el siglo XVIII. Después, sobre las salas fueron construidas viviendas y no fue hasta mitad de los 60 del siglo XX cuando, al demolerlas, se identificó la naturaleza del edificio decidió su conservación en la plaza, creada entonces.

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