Este caballa es, hasta la fecha, el único ceutí conocido asesinado en un campo de concentración nazi

Un viaje sin retorno

La historia de Eugenio Amador Mayayo, el único ceutí conocido que perdió su vida en los campos de concentración nazis. Hoy se cumple el 81 aniversario de su muerte en el campo de Mauthausen

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photo_camera Eugenio Amador Mayayo (Cedida)

Eugenio Amador fue uno de los miles de españoles que se vieron forzados a huir de su país durante la Guerra Civil en busca de una vida mejor. Como tantos otros, luchó por la causa republicana y donó lo poco que tenía para ayudar a su país en un momento de crisis.

Tras la victoria del bando sublevado, Eugenio junto a su hermano Antonio y muchos otros españoles se encontraron abandonados a su suerte, sin hogar ni protección, perseguidos y temerosos de represalias, cruzando la frontera francesa en 1939 sin saber que su lucha no había acabado. Sin embargo, este caballa es, hasta la fecha, el único ceutí conocido asesinado por la barbarie nazi. Su ciudad natal debería dar el alivio de la memoria, a él y a sus familiares.

De Eugenio se sabía poco. Tras la publicación en el BOE de su nombre, entre la lista de los españoles que perdieron su vida en los campos de no retorno y exterminio nazis durante la Segunda Guerra Mundial, los familiares de los hermanos Amador Mayayo se pusieron, entre sí, en contacto. Concretamente el bisnieto de Eugenio con el bisnieto de Antonio, al encontrar los nombres, de sus bisabuelos, con el apellido mal escrito en la lista.

Tarjeta de Eugenio Amador de Mauthausen
Tarjeta de Eugenio Amador de Mauthausen (Daniel López Ruiz)

Los datos aportados eran pocos: nacido en Ceuta un 6 de enero de 1906, había fallecido en Gusen, parte de Mauthausen, tal día como hoy en 1942, cumpliéndose así 81 años de su ejecución. En este punto se inicia la investigación con la esperanza, de quien suscribe, de que esta ciudad no redujese su viaje a unos apellidos mal escritos en una lista infinita.

La investigación comenzó por su final. Si un gobierno español del siglo XXI podría haber errado al escribir sus apellidos, tal vez, los alemanes de la primera mitad del siglo XX pudieron haber hecho lo mismo. Es así como sale a la luz un triste, pero magnífico documento, sellado por el jefe del campo de Mauthausen de las SS, que es el parte de defunción de Eugenio Amador. En él, se detalla, además de los datos ya expuestos, que era operador de cámara y que la guerra le sorprendió en Barcelona.

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Documento, sellado por el jefe de campo de Mauthausen, con la fecha del fallecimiento (D. L. R.)

Los Amador Mayayo fueron varios hermanos, todos caballas, que, en algún momento que se desconoce, se separaron. Varios de ellos residieron en Barcelona mientras que al padre le sorprendió la guerra en el norte de África. Su hermano Baldomero, miliciano del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), fue condenado a doce años de prisión al finalizar la guerra. Eugenio huyó a Francia en 1939 junto a su hermano Antonio. Este último regresó a España con la esperanza de poder acogerse a una falsa amnistía, y acabó condenado a seis años de prisión menor.

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Documento, sellado por el jefe de campo de Mauthausen, con la fecha del fallecimiento (D. L. R.)

Gracias a la imprescindible colaboración del historiador Alban Sanz, la sombra que se cernía sobre Eugenio Amador desde que se cruzó la frontera hasta su fallecimiento se disipó. Se conoció que Eugenio Amador fue enviado a la 80 Compañía de Trabajadores Extranjeros (C.T.E.) donde trabajó en la construcción de infraestructuras para la 6ª Armada y la región militar de Dauphiné-Savoie en los Alpes franceses.

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Documento, sellado por el jefe de campo de Mauthausen, con la fecha del fallecimiento (D. L. R.)

Aunque su recorrido exacto no queda claro, se sabe que fue capturado y llevado a un campo de prisioneros en Belfort antes de ser trasladado a Bad Fallingbostel en Alemania. Finalmente, fue deportado a Mauthausen, donde murió el 13 de marzo de 1942, el mismo día de la publicación de este artículo, que se publica en el 81 aniversario de su asesinato.

Los republicanos españoles, abandonados como apátridas por el régimen franquista en Mauthausen, eran considerados enemigos del régimen nazi y, por lo tanto, eran sometidos a condiciones extremadamente duras. Vivían en barracas atestadas, mal ventiladas y con poca higiene, y eran forzados a trabajar en minas y canteras, soportando un trabajo físico intenso. Además, sufrían abusos y maltratos por parte de los SS y los kapos, y eran sometidos a experimentos médicos inhumanos. Muchos murieron por el agotamiento, las enfermedades, las ejecuciones y las condiciones extremas del campo.

La historia de Eugenio es un recordatorio de la importancia de la memoria histórica, de la necesidad de honrar a aquellos que dieron su vida por una causa noble y justa. Es la historia de un caballa al que esta ciudad le debe la memoria, que es la única forma de recuperar su vida, la de él y sus familiares. Su sacrificio debe ser recordado y honrado, para que nunca olvidemos las terribles consecuencias de la opresión y la injusticia. Dar una segunda vida a los represaliados, manteniendo viva su memoria y su legado para las generaciones futuras.