¿De qué hablamos?, con María Inés de Gusmão Ramos, médica residente y voluntaria para cooperar en Tanzania

"Las fronteras son cicatrices de conflictos armados del pasado, pero abrirlas tampoco es la solución"

"Nos podemos hacer una idea de por qué emigran, pero yo creo que alguien para arriesgar su vida de esa manera, tiene que hacerlo bajo unas condiciones, un sufrimiento y un estrés que no nos podemos imaginar". 

Maria Inês de Gusmão Ramos, residente de Medicina Familiar y Comunitaria y miembro de la sección de Cooperación Internacional del Colegio de Médicos, ha colaborado recientemente en un voluntariado en Tanzania. Ha estado un mes en Moshi con la oenegé ‘Born to learn’, sirviendo de apoyo a la labor sanitaria de la entidad y analizando la situación del territorio para proponer nuevas líneas de actuación internacional desde Ceuta. Ya tiene ganas de volver. 

Explica que las condiciones de vida en Tanzania son muy precarias y que al principio es impactante: "A lo mejor ves un barro y al niño bebiendo el agua del suelo, y piensas que cómo puede ser que no enfermen más". Poco a poco a las cosas que te molestan te vas acostumbrando: "El agua es caliente a ratos, cuando no es un hilo, y a la comida te vas adaptando. La comida es poco más barata que aquí y, sin embargo lo que ellos cobran en un mes nosotros a los mejor lo cobramos en un día. Puede ser que vivan con cinco o diez euros en un mes, los que trabajan"

María Inés subraya que "lo bonito de ser médico es que tú puedes interactuar con gente de todos los colores, todas las edades, los estratos sociales y ves que en verdad no hay tanta diferencia, y más en la enfermedad porque si somos todos similares como humanos, enfermos más todavía". Ella vino a Ceuta porque le parece un "ciudad preciosa" en términos culturales: "Tengo la suerte de estar en una población tan pequeña con las cuatro culturas intercalándose los idiomas y con tanta diversidad, y eso es ha sido una de las razones para venir". En Ceuta, reconoce que también se dan una serie de facilidades a la hora de cooperar.  

Le satisface contar que desde pequeña ya tenía el sueño de querer colaborar con oenegés y una de las principales razones es poder ver al ser humano como único: "La diferencia entre unos y otros es tan pequeña, pero a veces nos encasillamos en un sitio, por las fronteras, y perdemos la esencia del ser humano"

La "desesperación" es lo que motiva la emigración, piensa María Inés. En el caso de Tanzania no se ve tanta porque se alimentan del maíz y tampoco hay estabilidad política. No hay guerrillas ni milicias. Entiende la medica residente que son las persecuciones políticas, los conflictos armados o el ser perseguidos como grupos minoritarios, así como la falta de trabajo o la pobreza, las principales razones para dejar el país: "No nos podemos imaginar por qué emigran, nos podemos hacer una idea, pero yo creo que alguien para arriesgar su vida de esa manera, tiene que hacerlo bajo unas condiciones, un sufrimiento, un estrés que no nos podemos imaginar". 

Para ver salida a este fenómeno María Inés pone sobre la mesa dos soluciones: "una es estimular la migración legal y la otra es ir al país de origen, pero no poniendo parches. A mí no me sirve curar a tres o cinco niños, colgarme una medalla y venirme. Tampoco ir por libre. Es una línea constante en el tiempo. La base es la educación sanitaria y concienciar a aquella gente para que eduque a su familia, a sus amigos y a sus vecinos, y seguir el ciclo de cooperación. No dar el pescado sino enseñar a pescar"

Para la médica residente del Hospital Universitario "las fronteras son cicatrices de conflictos armados del pasado, pero la solución tampoco es abrirlas". 

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