La afición por el deporte es para Regino Hernández, medalla de bronce de snowboard en los Juegos Olímpicos de Pyeongchang, una herencia familiar. Su padre, con quien comparte nombre de pila, fue jugador de balonmano y su abuelo forma parte de la memoria de muchos escolares ceutíes: Don Enrique fue durante años profesor de educación física en el colegio de los Agustinos.
Pocos meses después del nacimiento de Regino, allá por 1991, y tras el cierre de la televisión municipal Teleceuta, donde su padre trabajaba como operador de cámara, la familia se traslada Fuengirola donde abre una tienda de artículos deportivos.
La reciente afición del pequeño por la nieve lleva a sus padres a convertirse en habituales de la montaña. “Desde los cuatro años subo todos los fines de semana a Sierra Nevada”, explicaba en una reciente entrevista.
Su primer gran éxito en el snowboard le llega a los 16 años, edad en la que logra la planta en el Mundial júnior. Dos años más tarde se proclamaría campeón del mundo júnior.
Su mayor éxito deportivo hasta la fecha lo obtuvo el pasado año en el Mundial de Sierra Nevada. Allí consiguió, junto a Lucas Eguibar, la medalla de plata en la prueba por equipos de snowboard cross.
Primero fueron los hermanos Francisco y Blanca Fernández Ochoa, oro y bronce en las olimpiadas de Sapporo 1972 y Albertville 1992, respectivamente. El tercer nombre que la historia del deporte español recordará como ganador de un metal en unos Juegos de Invierno será el de un ceutí.
