Los resultados de la campaña de verano en el comercio ceutí han sido decepcionante. A la espera de una cuantificación precisa, los representantes de los empresarios aseguran que las ventas han descendido con respecto a la pasada temporada estival.
“Nefasta, mucho peor que la del año pasado: la situación es cada vez más grave”, denuncia el presidente del Centro Comercial Abierto, Ernesto Valero.
Los representantes de los comerciantes señalan a la inestabilidad del paso fronterizo como el principal responsable de una situación que consideran “intolerable”. Las organizaciones empresariales se quejan de la reiteración con la que las autoridades ordenan el cierre del paso a las mercancías en cada ocasión que se produce un incidente en la frontera o se celebra una festividad oficial en España o Marruecos.
La Confederación de Empresarios de Ceuta (CECE) ha advertido de que los colapsos fronterizos y los cierres continuados de El Tarajal a las mercancías están colocando en un brete a los empresarios de los polígonos. “Muchos están empezando a considerar que tendrán que salir de Ceuta si quieren conservar sus negocios”, advierte el secretario general de CECE, Antonio Ramírez.
La impresión de que el sector se está viendo abocado a una situación crítica es unánime entre los empresarios, con independencia de que sus negocios se hallen ubicados en los polígonos o en la ciudad.
“El año pasado, como otros, hubo problemas, pero no llegó a este punto –reflexiona Ramírez- Lo cierto es que no vemos que se adopten medidas que nos hagan creer en que en un futuro esto puede tener solución”.
Los empresarios insisten en la necesidad de favorecer la flexibilidad en los tránsitos por la frontera y evitar el uso del cierre del paso como una práctica habitual. La CECE considera indispensable mantener la seguridad en una frontera tan sensible como la hispano-marroquí, pero juzga necesario actuar para impedir que esta servidumbre acabe por ahogar la economía local.
Más contundentemente se pronuncia el máximo dirigente del Centro Comercial Abierto. Valero censura la excesiva “intensidad” de los controles fronterizos, que compara con la laxitud que, a su juicio, preside el tráfico de embarcaciones procedentes de Marruecos que a diario atracan en el puerto deportivo. “Esos barcos llegan a puerto tranquilamente, sin controles mientras que parece que el único punto que hay que vigilar es la frontera”, se queja el comerciante.
