El covid y la crisis fronteriza invitan a una reforma económica que no se supo hacer en 2012

El olvido al que se abandonó el plan de 2012 acordado por el Gobierno local, los sindicatos y los empresarios para regenerar la economía local pasa factura a una ciudad sumida en su más grave crisis.

mesa por el empleo
photo_camera Una de las escasas reuniones celebradas por la Mesa por el Empleo, nacida en 2016 (C.A./ARCHIVO)

Las autoridades locales andan ahora empeñadas en la ardua labor de convertir la crisis que azota Ceuta en una oportunidad. El reto, que inspiraba el título del informe que la consejera de Economía y Hacienda, Kissy Chandiramani, presentó el pasado martes en el Campus Universitario, no es nuevo. Y si lo que se precisaba para disponer de esa oportunidad de desarrollo era esperar a que estallara la crisis, puede decirse que el objetivo ha sido satisfecho. La pregunta que cabe hacer ahora es la de si la intervención de los poderes públicos hace, por ejemplo, una década no habría evitado buena parte de los efectos de la crisis de la que ahora se pretende extraer la oportunidad.

El informe “Ceuta y Melilla o cómo convertir una grave crisis en la mejor de las oportunidades”, redactado por la propia Chandiramani, está avalado por el Instituto de Seguridad y Cultura y el Observatorio de Ceuta y Melilla. El documento nace inspirado en las propuestas de los trabajos, aun por concluir, con los que el Gobierno local pretende dotarse de un proyecto que le sirva de guía para salir de la crisis.

La idea de redactar un plan estratégico -cuya elaboración se plantea ahora como una necesidad acuciante derivada del cierre de la frontera al tráfico de mercancías a través de la frontera y de los efectos de la crisis sanitaria- no es nueva. Una referencia siempre citada es la del plan diseñado en 2012 por la extinta Mesa por la Economía, un órgano integrado por representantes de la Ciudad, grupos de la oposición municipal, empresarios y sindicatos. Aquel proyecto fundaba buena parte de sus esperanzas sobre un terreno que, a día de hoy, se ha abierto bajo los pies de los gestores públicos y los agentes económicos: el desarrollo del comercio con el país vecino.

La decisión de Marruecos de cerrar su frontera a la circulación de mercancías desde Ceuta ha puesto de repente sobre la mesa la necesidad de crear un nuevo modelo económico que acabe con la dependencia del país vecino. A pesar de que en los trabajos de 2012 ya se sugerían, estos cambios estructurales jamás se acometieron. Ni siquiera cuatro años después cuando, enterrada la Mesa por la Economía nació una denominada Mesa por el Empleo, los anunciados compromisos de reformar el modelo económico local se tradujeron en actuaciones concretas.

Aquel foro de 2016 vivió una existencia breve y sin demasiados brillos. Más de un año después de su creación, el Gobierno daba a conocer algunas de las líneas maestras del estudio técnico encargado al catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia Joaquín Aranda, que había de ser, tal y como se anunció en un principio, el fundamento de los trabajos de la Mesa. Pese a ello, el foro acabó diluyéndose y, a fecha de hoy, no existe noticia de que llegase a conclusión alguna.

Con estos antecedentes, el Gobierno local y los agentes económicos y sociales se enfrentan, por enésima ocasión, a la tarea de abordar la reforma de la economía local. Para subrayar la dimensión de la debacle, las autoridades municipales recurren a cifras que reflejan las pérdidas ocasionadas al comercio por la crisis fronteriza y el estallido de la pandemia de coronavirus. Según los datos manejados por la Consejería de Economía y Hacienda, durante el periodo que media entre octubre de 2019 –mes en el que Marruecos decidió cerrar la frontera al paso de mercancías- y febrero de este año, apenas dos semanas antes de que se decretara el estado de alarma en España, las importaciones cayeron un 34% con respecto al mismo periodo del año anterior. La misma fuente estima las pérdidas ocasionadas por la pandemia de coronavirus. “La solución a la covid-19 va a seguir dejando incertidumbre sobre al menos un 40,5% de las importaciones si Marruecos persiste en la impermeabilidad absoluta de sus fronteras”, sostiene el informe presentado esta semana por la consejera Chandiramani.

En todo caso, muchas de las soluciones que actualmente aporta el Gobierno municipal como vías de salida de la crisis ya fueron esbozadas en 2012, aunque desde entonces los avances han resultado tibios: mejoras en las comunicaciones con la Península, lucha contra la economía sumergida, profundizar en la mejora del Régimen Económico y Fiscal de Ceuta, evaluar la viabilidad de la integración de Ceuta en la Unión Aduanera o fomentar el desarrollo portuario.

Los Presupuestos Municipales de la Ciudad, que habrán de aprobarse en el último tramo de este año, darán una pista sobre las intenciones del Gobierno municipal. Además, el Ejecutivo local no podrá demorar más el documento que pretende sirva de base a su nueva política de regeneración económica y en los que ha querido implicar, son suerte desigual, a empresarios y sindicatos.