EL PRESENTE DEL TURISMO

"¿Disponen ustedes de wi-fi?"

El peso del turismo marroquí sobre la economía de Ceuta constituye ya una evidencia reconocida por las autoridades y los empresarios locales. Atender a las preferencias y cubrir las expectativas de estos esperados visitantes se ha convertido en uno de las prioridades del turismo y el comercio ceutíes. 

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photo_camera El peso del turismo marroquí sobre la economía de Ceuta constituye ya una evidencia reconocida por las autoridades y los empresarios locales /ANTONIO SEMPERE

Farah visita por primera vez Ceuta. Nuestra turista marroquí es una profesional que reside en Tánger junto a su esposo y sus dos pequeños, que la acompañan en esta escapada de fin de semana.

La joven –Farah apenas supera los 30 años- conduce el vehículo familiar de los Mohamed. Acaba de cruzar la frontera de El Tarajal, un trámite engorroso y, por encima de todo, lento. Ella no lo sabe, pero en esta ocasión la espera no ha resultado excesiva. Sus vecinos, los Mohamed, habían intentado disuadirla de emprender la excursión. Ellos sí habían padecido las molestias de las largas colas y el moroso avance de los coches el mes pasado.  

Farah no ha tenido oportunidad de conocer de la inquietud de los representantes de los comerciantes ceutíes ante los perjuicios que les ocasiona una frontera tan conflictiva como la de El Tarajal.

El plan es disfrutar de un par de días de asueto en uno de los hoteles de la ciudad. “¿Disponen ustedes de wi-fi?”, se ha cerciorado Farah antes de cerrar la reserva.

Farah ha sido recreada para este texto con arreglo a la información recabada durante meses por un equipo de investigadores de la Universidad de Granada empeñados en descubrir cuáles son las preferencias del turista marroquí que visita Ceuta. El grupo de investigación Innovación, Sostenibilidad y Desarrrollo Empresarial (ISDE), liderado por el profesor Eulogio Cordón, ha dibujado el perfil de quienes acuden a la ciudad atraídos por conocer un enclave singular, tan cercano y, al mismo tiempo, probablemente tan desconocido.

La relevancia para la economía local del turismo procedente del país vecino ya fue constatada a comienzos del pasado año por la Cámara de Comercio. La institución cameral daba a conocer en marzo los resultados de su informe “Impacto del Cliente Marroquí en el Comercio de Ceuta”. Según el documento, el 70,5% de los comercios ceutíes cuentan entre sus clientes a ciudadanos marroquíes, una cifra que se eleva hasta el 88% en el caso de los establecimientos radicados en el entorno de la zona portuaria. La prevalencia de los clientes marroquíes queda en evidencia si se considera el dato de que sólo el 1,5% de los comercios consigue atraer a compradores procedentes de la Península.

 

El viaje de Farah 

La excursión de los Mohamed no ha hecho más que comenzar, pero Farah ya está decidida, como el 90 por ciento de los visitantes llegados por primera vez desde el país vecino, a repetir visita.

Farah pertenece a ese 70 por ciento de marroquíes que acuden a Ceuta seducidos por la idea de adquirir productos que no son fácilmente accesibles en su lugar de residencia. Ella confía en que los establecimientos comerciales abran sus puertas en fin de semana.

La joven también está decidida a aprovechar las alternativas de ocio que se le ofrecen, tal y como hacen el 27 por ciento de sus compatriotas cuando visitan la ciudad.

¿Cómo caracterizaría Farah este nuevo destino turístico que acaba de conocer si le propusieran puntuar de 1 a 5 determinadas magnitudes? Posiblemente, tal y como lo hace el estudio de la Universidad de Granada.

Farah calificaría con un 4,03 la idea de que Ceuta resulta un lugar interesante para hacer turismo y concedería la misma puntuación a la seguridad que encuentra en sus calles. Este enclave español en el norte de África le parecería una ciudad moderna que dispone de una oferta comercial variada (3,8). 

Zainab también es marroquí y, como Farah, es una reconstrucción urdida con la información proporcionada por los investigadores de la universidad granadina. Ella cruza a diario la frontera, no alcanza los 30 años, vive en Castillejos, está desempleada y sus magros ingresos no superan los 2.500 dirhams mensuales.

Si abren en fin de semana, los comercios no piensan en ella.