LAS GRANDES MARCAS COMO ALIADO

El invitado beneficioso

El desarrollo de la implantación de grandes marcas del sector del comercio y la distribución en Ceuta es percibida por el empresariado local como una oportunidad. El reclamo que ofrece un turista marroquí de alto poder adquisitivo y gustos definidos ha servido para convertir la ciudad en un lugar atractivo donde establecerse. Al cobijo de los grandes, el comercio tradicional ha encontrado una locomotora para sus negocios. 

Eroski (3)
photo_camera Hipermercado Eroski, ahora adquirido por Carrefour, en Parque Ceuta/ ANTONIO SEMPERE

Eroski cerraba esta misma semana un acuerdo con la cadena Carrefour para la venta de 36 de sus hipermercados. Uno de ellos es el que la firma vasca mantiene abierto en Parque Ceuta. Que el líder de la distribución europea haya aceptado adquirir un establecimiento en Ceuta constituye, a juicio de los empresarios locales, una demostración de la solvencia que la ciudad ofrece a las grandes marcas para su implantación.

La competencia entre el comercio tradicional y las empresas referentes del sector tanto en España como en Europa se ordinario supone una lucha desigual. Durante años, el pequeño y mediano comercio en Ceuta copó el mercado ante la renuencia de los grandes a asentarse en una ciudad que se antojaba tremendamente limitada en su potencial de negocio: dificultades en el acceso desde la Península y un mercado de consumidores constreñido apenas a su población.

Aquellos tiempos quedaron atrás gracias a lo que la Confederación de Empresarios de Ceuta (CECE) califica de “efecto llamada”. “Tenemos el caso de Lidl, una empresa que decidió acometer muchas reformas para adaptarse y que, finalmente, comenzó a obtener extraordinarios resultados –explica el secretario general de la organización empresarial, Alejandro Ramírez- Estas experiencias configuran un ejemplo para atraer a otras empresas”.

Pero, ¿cuál fue el factor que desencadenó en su día la llegada sucesiva de nuevas firmas comerciales a la ciudad? ¿Por qué se quebró el tabú en torno a Ceuta?

La cifra de este aparente misterio habría que buscarla al otro lado de la frontera. El hallazgo de un consumidor de alto poder adquisitivo y con gustos muy definidos ha despertado el interés de los grandes grupos comerciales por Ceuta.

Según datos manejados por la CECE, las fechas de mayor venta, en las que el empuje del consumidor marroquí se deja sentir especialmente, se plasman en repuntes de la facturación que en el caso de las grandes marcas rondan el 40% y en el de los establecimientos del comercio tradicional se sitúan en torno al 20%.

 

Una locomotora

La percepción que el empresariado ceutí tiene de la llegada de franquicias y grandes marcas a la ciudad es la que se tiene de un invitado que reporta beneficios. Las firmas más conocidas no sólo ejercen de locomotora en la tarea de atraer a consumidores desde el otro lado de la frontera sino que sirve para fidelizar a los clientes locales que, en otro tiempo, debían buscar en la Península la oferta que no encontraban en su propia ciudad.

Esta convivencia exige, sin embargo, no pocos sacrificios al comercio tradicional que se traducen, fundamentalmente, en la adaptación al nuevo ecosistema. “Para luchar con las nuevas franquicias hay que adaptarse, y eso pasa por ofrecer más calidad, más servicios, por ajustar los márgenes de beneficio…”, explica el secretario general de la CECE.

Hoy día, las empresas comerciales constituyen el 40% de todo el tejido empresarial ceutí y proporcionan el 30% del empleo. En este contexto, la supervivencia del comercio tradicional resulta una obligación en términos de rentabilidad social. De hecho, la calidad del empleo continúa siendo mucho mayor entre el pequeño y mediano comercio que en las franquicias y grandes marcas.

 

En torno al IPSI

La reducción de la presión fiscal continúa siendo una de las principales aspiraciones de los empresarios locales. El compromiso asumido por el Gobierno local a comienzos de 2015 para reducir el tipo del Impuesto sobre la Producción, los Servicios y la Importación (IPSI) sobre determinados productos ha quedado, de momento, en agua de borrajas.

Los empresarios mantienen que la reducción del IPSI prometida supondría un incremento de la actividad comercial que compensaría la bajada en la recaudación, una idea que ahora no parece convencer al Gobierno local. Según las estimaciones de la propia Ciudad, el descenso del 10% al 8% sobre los productos textiles propuesto en un principio supondría una merma en la recaudación de unos 871.000 euros, cifra que se elevaría hasta los 3 millones en el caso de la telefonía, electrónica y televisión.