ENCUESTA DE CONDICIONES DE VIDA

¿Tiene rostro la pobreza?

La tasa de riesgo de pobreza en Ceuta alcanza el 44,3%, según la última Encuesta de Condiciones de Vida publicada por el Instituto Nacional de Estadística. Este índice duplica el registrado para la media nacional. Eva Villar es una madre soltera con una hija de cinco años a su cargo y sin empleo. El subsidio de 426 euros que percibía se agotó hace dos meses. 

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photo_camera Eva posa en un banco en la calle Cervantes/ ANTONIO SEMPERE

Un 32,9% es un indicador frío y descarnado. La cifra es una de las cientos que figuran en la Encuesta de Condiciones de Vida publicada por el Instituto Nacional de Estadística el pasado 27 de mayo. El porcentaje del que hablamos es una representación numérica de los hogares que en Ceuta confiesan padecer muchas dificultades para llegar a fin de mes.

Eva Villar es madre soltera. Esta joven cordobesa tiene una hija de cinco años y carece de cualquier ingreso económico. El único dinero que percibía, un subsidio de 426 euros, se extinguió hace un par de meses. Lleva cinco años en paro (“en este tiempo sólo he conseguido un trabajo de quince días como limpiadora”). Eva no podrá pagar este mes el alquiler de su vivienda.

 “Yo vivo aquí y veo la realidad”, razona Eva. “Hablan de recuperación, pero supongo que se están refiriendo a otros. Para mí, los últimos cinco años no han supuesto ninguna mejora. No me han dado la oportunidad de trabajar. Escribes cartas, vas a los despachos de los que mandan a explicar que tienes un hija, que estás obligada a darle de comer, y te dicen que bueno, qué eso es lo que hay”.

Las cifras de la encuesta del INE describen una realidad preocupante. El 59,5% de los ceutíes no puede permitirse pasar una semana de vacaciones fuera de casa; el 65,5% confiesa carecer de capacidad para afrontar gastos imprevistos; el 29,1% se ve obligado a demorar los pagos relacionados con la vivienda principal. Los ingresos anuales medios por persona en Ceuta ascienden a 8.712 euros.

Eva y su hija comieron durante un año gracias a una ayuda proporcionada por el partido político Caballas. La formación les pagaba un menú en un bar. Algo más de la mitad del alquiler de la vivienda que ocupan madre e hija corría a cargo de los servicios sociales de la Ciudad.  La recepción de esa ayuda exigía que Eva aportara su parte sin dilación mes a mes. Este mes ya no podrá hacerlo, por lo que perderá a ayuda. “Mis ingresos ahora son cero. Llevo dos meses tirando de amigos, pero los amigos no pueden ayudarte permanentemente. De hecho, ya no pueden hacerlo. En junio no pagaré el alquiler, ni el agua, ni la luz, ni nada”.

El número de parados registrados en las oficinas de empleo asciende a 13.375, 134 más que hace un año. Las afiliaciones a la Seguridad Social se han incrementado, pero el 90% de las contrataciones que se formalizan en Ceuta siguen teniendo carácter temporal.

 

Sobre la protección social

La consejera en funciones de Servicios Sociales, Rabea Mohamed, confesaba esta misma semana a los periodistas que los profesionales de su departamento recomiendan a las personas desahuciadas de sus viviendas que se alojen en casas de sus familiares. “Sí, sí, a mí también me lo dijeron. Como soy de Córdoba me decían que me fuera a mi casa, con mis padres. Pero es lo que yo digo: si ésa fuera la solución, ya me habría ido hace mucho. ¿Pero qué saben de la vida de la gente, de la situación de tu familia? Mi pueblo es muy pequeño, y allí sólo hay gente mayor trabajando en el campo”.

Eva, curtida en el triste empeño de buscar recursos públicos para subsistir, censura la burocracia de la administración y, particularmente, de los servicios sociales. A modo de ejemplo, cuenta cómo, tras conseguir una plaza para su hija en una guardería pública se encontró, al cabo de tres años, con una deuda contraída de 400 euros. “Es lo que decían que debía por no sé qué cambio en el baremo para la concesión de las ayudas. Lo curioso es que mi hija estuvo en la guardería tres años y sólo debo el segundo”, se extraña la joven.

Pero, la principal inquietud que acosa  Eva se refiere a cómo su precaria situación económica puede influir sobre la salud de su hija. “Ya le está afectando. Llora, se hace pipí, está rebelde. Te ve con una caja y te pregunta que dónde te llevas sus juguetes. Le tienes que decir que tendremos que marcharnos, que vendrán unos señores y nos dirán donde debemos ir. Es penoso, pero es así”.

Según la encuesta de INE, la tasa de riesgo de pobreza en Ceuta se sitúa en un 44,3%, el doble de la registrada para la media nacional.

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