El presidente Vivas dudó sobre si responder al portavoz de Vox, Carlos Verdejo, tras su discurso manipulador e interesado, "ofensivo" y "dañino", como así reconoció el jefe del Ejecutivo local, en el debate sobre el estado de la ciudad. Aparte de manifestaciones "ridículas" como "pensar que el señor Zapatero o cualquier presidente del Gobierno me llame a mí para determinar cuál es el despliegue de tropas que hay que hacer. Suena a teatro". Ningún ciudadanos de Ceuta puede pensar eso, subrayó Juan Vivas.
Esta vez Vivas no calló y descubrió el pastel que se tienen montado dos señoritos que en su vida podrían imaginar que tuvieran un escaño en la Asamblea.
El teatro cómico de Verdejo y Redondo está producido y dirigido por este último, el jefe de filas de Vox Ceuta que para Vivas "está detrás del burladero, pero que no es tonto". Aunque hizo muy bien el presidente en recordar al novato guionista que "en abril de 2019 hubo elecciones generales y el 26 de mayo, locales. En abril usted no se presentó a las elecciones y Vox sacó 9.079 votos. El 26 de mayo se presentó usted a las elecciones locales y Vox sacó 7.566 votos. Con usted Vox ha perdido 1.513 votos y era la primera vez que usted se presentaba, un 17%. Yo estaré en el ocaso, pero usted es que no ha tenido ni la oportunidad de llegar al ocaso". Vivas concluyó que cuando el PP marca la diferencia con Vox, el Partido Popular recupera un 30% de los votos.
Uno dirige el guion y señala, Redondo, y el otro, Verdejo, "muerde a la presa que el otro antes ha señalado". Así definió al tándem, pero no sólo eso, también se encargan de dividir a los ceutíes, crear malestar, miedo y decir que todos son promarroquíes salvo ellos. Además continúan obsesionados con manejar la prensa a su antojo.
Vox hace un flaco favor a Ceuta cuando dice que media población de Ceuta no se siente española. "Eso es lo que Marruecos quiere oír", bien claro se lo dejó Vivas a Redondo en su replica al discurso de la extrema derecha.
El repaso que le dio Vivas a Redondo en el último Pleno acabó con la alusión del presidente a la que él denomina "calma chicha", que no es otra cosa que los asuntos de Ceuta se deben tomar con "prudencia, moderación, sensatez y equilibrio y no dejarse arrastrar por el populismo".
El debate sobre el estado de Ceuta puso a cada uno en su sitio y sobre la mesa se vieron todas las cartas. El insulto y desprecio a todos los demás como herramientas no vale en política. Redondo y Verdejo se han pasado de rosca hace meses y eso en la vida pública se acaba pagando.
