Carta abierta a las familias: NO a los deberes

Hemos pedido hasta el cansancio sentarnos a debatir sobre los tiempos escolares y los métodos de enseñanza que necesitan y merecen nuestros hijos e hijas. Un profundo análisis en el que debemos participar todos los que tenemos algo que decir: administraciones, padres y madres, profesorado, expertos y estudiantes. Pero desafortunadamente no hemos avanzado mucho y en lo relativo a los deberes escolares el camino ha sido el contrario, hemos retrocedido y mucho.

La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA), entidad de la que forma parte activa Fampa Ceuta, lleva muchos años intentando concienciar sobre lo injusto, ineficaz y contraproducente que es la existencia de los deberes escolares. Sin ir más lejos, esta Federación dedicó la última edición de las Jornadas Respetar es Educar a afrontar la cuestión de las tareas de la mano del entonces presidente de CEAPA, Jesus Salido.

Hemos pedido hasta el cansancio sentarnos a debatir sobre los tiempos escolares y los métodos de enseñanza que necesitan y merecen nuestros hijos e hijas. Un profundo análisis en el que debemos participar todos los que tenemos algo que decir: administraciones, padres y madres, profesorado, expertos y estudiantes. Pero desafortunadamente no hemos avanzado mucho y en lo relativo a los deberes escolares el camino ha sido el contrario, hemos retrocedido y mucho. Así lo
indican informes internacionales de la OCDE y de la OMS que señalan que más tiempo diario del alumnado a tareas escolares no es precisamente positivo, sino que puede llegar a ser contraproducente.

Por estos motivos, hemos puesto en marcha la iniciativa ‘En la escuela falta una asignatura: Mi tiempo libre’ con la que invitamos a todas las familias durante este mes de noviembre a tener fines de semana sin deberes, cambiando las tareas por actividades en familia. Una propuesta que permitirá demostrar que podemos vivir sin deberes, que la vida escolar de nuestros hijos e hijas no se va a ver perjudicada y tras la que abriremos entre todos y todas un análisis de lo sucedido, extrayendo conclusiones que nos permitan tomar decisiones sobre futuras actuaciones.

No es real que el problema sea que los padres no quieren hacer las tareas con sus hijos. La realidad es que hay familias que no tienen el tiempo suficiente, los conocimientos o las capacidades necesarias para acompañar y ayudar a sus hijos e hijas con las tareas; una situación que tan solo pueden solventar las familias con mayores posibilidades económicas que buscan profesores particulares y academias. Entonces, ¿qué ocurre con los alumnos y alumnas de las familias que no se lo pueden permitir? Que, por ejemplo, quedan expuestos al resto de la clase cuando públicamente se les exigen los deberes hechos y pueden llegar a ser sancionados.

Hay que conseguir superar el argumento de “siempre se hizo así” porque la sociedad ha avanzado. España encabeza curso tras curso las listas de países con mayor tasa de abandono y fracaso escolar (problemas endémicos de la educación ceutí) así como la cantidad de horas que nuestros hijos e hijas dedican a los deberes. Para muestra un botón: actualmente alumnos y alumnas de entre 3 y 6 años llegan a casa con deberes diarios y la cantidad de deberes se incrementa conforme avanzan en su educación. Se trata de una realidad poco esperanzadora, si tenemos en cuenta que los sistemas educativos más avanzados los han abandonado y están mejorando sus resultados.

Estos hechos refrendan que las tareas desmotivan al alumnado y le alejan del proceso educativo.

Entendemos que no podemos permitir que los profesores cuestionen nuestra autoridad como padres y madres, pero tampoco podemos contribuir nosotros a que ellos y ellas vean mermada la que deben tener en los centros desde un punto de vista estrictamente pedagógico. Por este motivo, solicitamos a las familias que se limiten a realizar las actividades familiares, explicándoles a sus hijos e hijas que los deberes que les han mandado entran en conflicto con las necesidades de la familia y que su decisión, ante un escenario en el que no es posible atenderlo todo, es priorizar las actividades familiares porque son más importantes que los deberes de ese fin de semana.

Y pedimos al profesorado que colabore y no sancione a nuestros hijos e hijas por la decisión familiar. Nuestros hijos e hijas no son un medio de protesta, son las víctimas de un modelo educativo caduco que debemos cambiar entre todos y que es el fin último de iniciativas como ésta o la jornada reivindicativa del 26O, con la que se persiguió visualizar el rechazo de las familias a la LOMCE. La educación es mucho más que el currículo escolar. No es suficiente con enseñarles conocimientos y ayudarles a superar exámenes, debemos educarles, transmitirles valores y todo ello no es posible si no podemos pasar tiempo con ellos.

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