Ceuta se ha convertido en un símbolo para los estudiosos de la demoscopia, en una suerte de “ciudad mágica” que refleja en un pequeño territorio la deriva de la política nacional. La incertidumbre del resultado electoral sobre el que se sustentará el futuro Gobierno de España tiene en la ciudad autónoma un reflejo fiel.
La macroencuesta electoral elaborada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) se ha revelado incapaz de asignar a ninguno de los partidos el único diputado al Congreso en litigio en las generales del 28 de abril.
Según el estudio, PP, PSOE y Vox podrían hacerse con el escaño en la Cámara Baja, una situación inédita si la comparamos con la certidumbre con la que los ceutíes han pronosticado los resultados de las elecciones desde 1993. El PP ha ganado todas las elecciones desde entonces con un apoyo mínimo del 44,9% y máximo del 65,9%.
Esta incertidumbre es compartida en el resto del territorio nacional. Según el CIS, el 41,6% del censo todavía no ha resuelto a qué partido confiará su voto. Conforme a la apreciación de los expertos, más de seis millones de españoles decidirán su voto en la recta final de la campaña.
