El Mercado Central muestra una triste imagen. 2 de cada 3 puestos están cerrados un lunes por la mañana, en la víspera de que reabra la frontera con Marruecos. Un emblema del mercado ceutí, sus puestos de pescado tienen poco género y pocos clientes. Es lo que tienen los lunes.
Abdelkader, uno de los pocos comerciantes del sector del pescado en el Mercado Central que han levantado sus persianas, asegura que “por el pescado, no se puede hablar por ahora. Habrá que esperar a que se permita el paso de mercancías”. El pescadero hace hincapié en un punto fundamental. “El servicio de Sanidad Exterior del puesto fronterizo, por el lado de Ceuta, siempre ha estado preparado para despachar pescado en la aduana del Tarajal. Ahora falta saber qué es lo que va a hacer el país vecino”. Un mar de dudas que tan sólo incrementan la incertidumbre de los comerciantes que todavía, alguno, pone en tela de juicio que la frontera abra en la madrugada del 7 de mayo.
Carmen Gutiérrez, encargada de Almacenes San Pablo, espera que la reapertura de la frontera revierta la situación de crisis en la que está sumido el comercio ceutí desde finales de 2019. “El comercio está fatal y una de las causas es el cierre de la frontera y que reabra el paso de personas y mercancías dará vida, otra vez a la ciudad”. Carmen pone la vista en el Paseo del Revellín “sólo hay que ver la calle como está”. La encargada del establecimiento asegura que antes de marzo de 2020, “de lunes a miércoles, vivíamos del cliente local pero de cara al fin de semana, era el visitante marroquí el que nos hacía caja”.
Desde el cierre del paso fronterizo, en el establecimiento, que tiene 'San Pablo' en la principal vía comercial de la ciudad, han visto como el volumen de ventas ha caído sobre un 70%, una cifra con la que coinciden otros responsables de tienda como Desigual o Cortefiel. En este último, Amelia, su encargada asegura que las pérdidas con el cierre de la frontera obligaron a la empresa a prescindir del 50% de su personal en la tiendas y confían en que el volumen de negocio comience a regularizarse después del verano.
En otro comercio, en esta ocasión situado en la Gran Vía, una de sus propietarias de ‘Merche y Marta Outlet’, Marta Rodríguez asegura que, por suerte, a ellas no les ha afectado demasiado el cierre de la frontera, porque su clientela es local, pero que sí han visto como el volumen de ventas ha bajado desde principios del 2020 y se muestra esperanzada en la recuperación económica del sector comercial ceutí “pero no creo que se llegue al volumen de ventas que había antes del cierre de la frontera aunque bienvenida sea la reapertura y que muchos negocios se puedan recuperar” y confía que cambie la imagen del Paseo del Revellín plagado de negocios cerrados.
Hay negocios que no han sufrido la crisis provocada por el cierre fronterizo, en exceso, son los estancos. En concreto el que regentan Pablo Sánchez, ‘La Ribera’, que afirma que por el producto que tiene a la venta no ha sufrido pérdidas pero que el cierre ha provocado el efecto dominó, y sí ha afectado a sus clientes. Pablo Sánchez ve positiva la apertura de frontera pero espera que no se vuelvan a los problemas anteriores y se dé un paso regulado.
Lejos del centro, los empresarios de la Almadraba o el Tarajal sí se han visto muy afectados. Sabah Ahmed ha visto como muchos de sus compañeros en el polígono han bajado la persiana y espera que se instaure la aduana comercial para que el negocio al por mayor vuelva a la ciudad y poder regularizar, por fin, el comercio transfronterizo.
A Sabah Ahmed, reciente premio ‘María de Eza’, la crisis económica por el cierre de la frontera no sólo le ha afectado en el aspecto económico, también lo ha hecho en el personal. Uno de sus hijos cerró el comercio que tenía en la Almadraba y ya no lo volverá a abrir. “Se ha trasladado a la península porque allí puede que tenga más oportunidades de negocio”.
Uno de los sectores más afectados por el cierre de la frontera ha sido el del transporte público. Desde que cerró el paso fronterizo, las pérdidas en la empresa de autobuses Hadú-Almadraba obligaron a la empresa a llevar a parte de sus trabajadores a un ERTE y tras más de dos años no se han podido recuperar.
El sector del taxi ha capeado mejor el temporal, pero los trabajadores del sector aseguran que “las carreras a la frontera suponía el 40% del trabajo semanal y eso no se va a recuperar, al menos a corto plazo”.
