Los últimos acontecimientos ponen en entredicho la incapacidad comunicativa de las administraciones

Cuando los que tienen que hablar callan

Lo vivido en el fin de semana pasado en Ceuta viene a demostrar que las administraciones, tanto la del Estado con la de la Ciudad no están a la altura de las circunstancias para manejar una situación de crisis.

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photo_camera Las colas de vehículos seguían el domingo (C.A.)

En tres semanas, Ceuta ha vivido tres situaciones graves: El incendio del monte en García Aldave, el asalto a la valla que se saldó con la entrada de más de 600 migrantes a Ceuta y el último, el caos circulatorio vivido en la Nacional 352 este fin de semana con motivo de la Operación Paso del Estrecho y de la Feria.

Ante situaciones como estas, los ciudadanos tienen derecho a recibir, al menos, un mensaje de tranquilidad por parte de las autoridades y a comprobar cómo se toman decisiones sobre la marcha.

En el primero de los casos, el incendio en García Aldave, la delegada del Gobierno no se encontraba en la ciudad. Según las noticias a las que ha tenido acceso Ceuta Actualidad se marchó el viernes a Madrid, ya que el lunes siguiente estaba citada para mantener una reunión con el ministro de Interior.

Por parte de la Ciudad el único que estuvo en el lugar de los hechos fue el consejero de Gobernación, Jacob Hachuel, ya que el presidente se encontraba en Madrid en el congreso de su partido y apareció el domingo, girando una visita al puesto de mando en la que estuvo acompañado del jefe de gabinete de la Delegación. Los mensajes de tranquilidad a la población brillaron por su ausencia.

Casi a reglón seguido, las vallas del perímetro fronterizo fueron asaltadas por un grupo de más de 600 migrantes que lograron acceder a Ceuta. Según la nota de prensa emitida por la Guardia Civil, destacaba la violencia con que se llevó a cabo el salto. Varios agentes de la Benemérita resultaron lesionados. Los migrantes les arrojaron cal viva y heces, entre otros elementos. Para superar las vallas utilizaron radiales a batería y los mandos del Instituto Armado destacaron que el salto fue uno de los más violentos que se han sucedido en Ceuta.

En esta ocasión, en otro grave error, la delegada tardó mucho tiempo en dar explicaciones a la opinión pública sobre los hechos acontecidos. Parecía lógico que esa misma tarde hubiese comparecido para dar un primer avance de todo lo sucedido. Está claro que debió explicar algunos detalles, facilitar datos y enviar mensajes de solidaridad y cercanía para los guardias civiles heridos y la población en general.

Su intervención se produjo en la visita del director general de la Guardia Civil, aunque prácticamente se limitó a defender la postura del Gobierno tras los ataques recibidos por parte de Albert Rivera y Pablo Casado, que aprovecharon la ocasión para desplazarse de inmediato a la ciudad, visitando la frontera y el perímetro.

 

Caos circulatorio

Lo del caos circulatorio sufrido por todos los ceutíes este fin de semana pasado ha sido la guinda que le faltaba al pastel. Los ciudadanos veían estupefactos como poco a poco las colas de vehículos llegaban a San Juan de Dios e, incluso, al centro de salud José Lafont. Desde primeras horas de la tarde ya se presagiaba que algo así podría suceder, máxime cuando los responsables de la OPE ya tenían datos de la avalancha de vehículos, según dijo el lunes, en rueda de prensa en Algeciras, un responsable de la Operación

Ante una cuestión de estas dimensiones es entendible que desde la Delegación del Gobierno se hubiese convocado una reunión de urgencia de la Junta de Seguridad, máxime cuando el jefe de gabinete conocía a la perfección lo que estaba sucediendo. Lo que no es normal es que un problema con consecuencias tan graves para los ciudadanos se despache con una disputa política entre las dos administraciones. Algo así necesita soluciones y no reproches, ya que las colas, sobre las nueve y media de la noche, llegaban hasta el Instituto Puertas del Campo, muy cerca de donde se encontraba la delegada del Gobierno, a la que nadie ha pedido que solucione los problemas de la frontera de inmediato, ya que ello es imposible, aunque si se le debe exigir que tome decisiones sobre la marcha para intentar amortiguar los efectos de una situación tan grave como excepcional. Y luego, cuando todo se haya solucionado, es el momento de sacar conclusiones y pedir responsabilidades a quien haga falta. Asuntos  tan serios no pueden servir de argumentos para la disputa política.

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