Un drama humano, una opinión pública indiferente

La opinión pública ceutí solo repara en las decenas de marroquíes atrapados desde hace cinco meses en la ciudad cuando los medios publican sus intentos desesperados por volver, aunque sea a nado, a su país. 

La playa de El Tarajal, escenario de las muertes hace un año de quince inmigrantes/ ANTONIO SEMPERE
photo_camera Playa de El Tarajal (C.A./ARCHIVO)

La nueva normalidad ha traído consigo conductas que, sin duda, nadie habría dudado en calificar de estrafalarias o insólitas hace apenas cinco meses. Más allá del cambio de hábitos forzado por el cumplimiento de las medidas de prevención frente al coronavirus impuestas por las autoridades sanitarias, la necesidad más acuciante ha dado a luz noticias cuyo crédito habría sido puesto en duda en otras circunstancias.

La Guardia Civil se ha convertido en un testigo privilegiado y paciente este fenómeno. El cierre de la frontera con Marruecos ha generado auténticos dramas humanos que se han venido gestando, ante una opinión pública indiferente, desde que la pandemia forzó a clausurar el paso fronterizo.

La imagen de una mujer que se arroja al agua en el espigón de El Tarajal para alcanzar el lado marroquí de la frontera es un símbolo de la difícil situación que viven los nacionales del vecino país atrapados en Ceuta desde marzo. Estos intentos, que se han venido sucediendo por decenas sobre todo desde el fin del confinamiento,  se han convertido de un tiempo a esta parte en una rutina para los guardias civiles que vigilan el paso fronterizo. Según explican fuentes del entorno del Instituto Armado, apenas un tercio de estas tentativas concluyen con éxito.

En la mayoría de los casos, el momento elegido para estas tentativas de cruce clandestino de la frontera es el fin de semana, jornadas en las que la playa registra su mayor afluencia. Intentando pasar desapercibidos entre los bañistas, los marroquíes que se encuentran en la ciudad recurren a estas “fugas” desesperadas para tratar de retornar a su país.

Quienes tientan a la suerte son trabajadores transfronterizos a quienes el cierre de la frontera sorprendió en la ciudad.

Sus motivaciones nada tienen que ver con las del senegalés que el pasado día 5 no tuvo mejor idea que la de tratar de franquear la valla fronteriza que separa España de Marruecos. Y hacerlo en dirección a territorio marroquí. La Guardia Civil todavía se pregunta qué razones empujaron a este hombre a convertirse en el primer migrante decidido a superar el cercado en sentido inverso.