tránsito de vehículos conflictivo

El irresoluble problema fronterizo

La presunción, defendida por el secretario de Estado José Antonio Nieto, de que los problemas en la frontera obedecen a la falta de un plan de seguridad en los polígonos no parece compadecerse con las circunstancias reales de los movimientos de personas y mercancías entre ambos países. 

colas coches
photo_camera Cola de vehículos en la carretera N-352 en dirección a la frontera/ J. CHELLARAM

Horas antes de que el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, solventara el pasado miércoles su comparecencia ante la Comisión de Interior del Congreso con una versión complaciente de la situación en El Tarajal II, una avalancha en el lado marroquí de la frontera se saldaba con al menos cuatro porteadoras heridas.

La apertura del paso fronterizo de El Tarajal II el pasado 27 de febrero no ha servido, tal y como se pretendía, para pacificar el tránsito de porteadores a través de la frontera. Al modo de vasos comunicantes, las restricciones impuestas en el nuevo paso, con la limitación del número de porteadores a los recintos de los polígonos comerciales, ha comenzado a repercutir en el tránsito cotidiano de personas entre ambos países.

Los grupos dedicados al trasiego de mercancías a través de la frontera, conscientes de la contracción del negocio impuesta por las nuevas condiciones vigentes en El Tarajal II, comenzaron a recurrir a vehículos para transportar los productos que ya no podían mover los porteadores a pie. La reacción de la Delegación del Gobierno español fue la de extremar las exigencias para autorizar el acceso a la ciudad de los vehículos: entre otros requisitos, los agentes españoles exigen a los conductores la acreditación de la carta verde y que sean los propietarios de los coches en los que viajan.

En su intervención ante el Congreso, Nieto no hizo alusión alguna al nuevo frente abierto a pocos metros de El Tarajal II. El control del tráfico rodado ya ha generado numerosos incidentes que, incluso, han hecho empeorar un problema que Ceuta soporta desde hace años y que se antoja irresoluble: los colapsos en las vías de entrada y salida de automóviles.

La crispación que la nueva situación ha generado a ambos lados de la frontera resulta evidente. El pasado martes, un conductor marroquí reaccionaba de manera violenta cuando la Guardia Civil le informó de que el vehículo que conducía no reunía los requisitos para entrar en España. Ni corto ni perezoso, extrajo un cuchillo y comenzó a autolesionarse.

Más allá de la extremada anécdota del conductor iracundo, lo cierto es que la frontera de El Tarajal parece haber incrementado su conflictividad desde que se abrieron las puertas del nuevo paso para porteadores. La densidad del tráfico y el tráfago de viandantes se convertían el pasado 20 de abril en el escenario de un trágico accidente que costaba la vida a una mujer marroquí, atropellada por una motocicleta.

 

Plan de seguridad

Si en algo tiene razón el secretario de Estado es en que los incidentes más graves se vienen produciendo en el lado marroquí. El 27 de marzo, una joven de 21 años fallecía después de verse implicada en una avalancha al otro lado de la frontera. Apenas un mes después, el 24 de abril, una porteadora moría en similares circunstancias. Sin embargo, la idea de que las avalanchas que motivaron estas muertes no guardan relación alguna con el nuevo régimen de accesos establecidos por España en El Tarajal II no parece un argumento sostenible.

Nieto, en su intervención ante los diputados, ha llegado a reducir el problema a la falta de un plan de seguridad en los polígonos comerciales. La Delegación del Gobierno impuso a los propietarios de las naves radicadas en el recinto la redacción del plan, para lo cual disponen de un plazo que expira a comienzos del próximo mes.