Cientos de marroquíes acuden a solicitar asilo para blindarse ante una futura deportación

Madrid sigue intentando negociar con Rabat la salida de centenares de marroquíes de Ceuta, un empeño difícil dada la actitud que el país vecino ha mantenido a lo largo de la crisis.

Vista de la frontera de El Tarajal (C.A./ARCHIVO)
photo_camera Vista de la frontera de El Tarajal (C.A./ARCHIVO)

Centenares de marroquíes se concentran ante las oficinas de protección internacional de la frontera de El Tarajal para solicitar asilo, una estrategia con la que los migrantes, según revelan las autoridades españolas, pretende evitar su devolución en el caso de que Madrid y Rabat alcancen finalmente un acuerdo para su deportación. Las solicitudes comenzaban a multiplicarse desde ayer y es previsible que, una vez que ha corrido la voz entre los marroquíes que todavía permanecen en la ciudad, continúen en las próximas horas.

A día de hoy, Marruecos solo acepta a aquellos de sus nacionales que manifiesta su deseo de volver al país, un perfil que escasea entre los marroquíes que todavía se encuentran en la ciudad.

Mientras, la crisis diplomática abierta entre España y Marruecos se sigue jugando en Ceuta. La presencia en la ciudad de centenares de marroquíes –algunas estimaciones hablan de 2.000 entre adultos y menores, aunque resulta difícil ser preciso- es la carta que juega ahora Rabat para presionar al Gobierno español.

En plena escalada del contencioso, con acusaciones cruzadas entre el presidente español, Pedro Sánchez, y el ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita, España intenta conseguir que el país vecino acepte a sus nacionales para aliviar la presión que padece Ceuta desde el estallido de la crisis el pasado 17 de mayo. Y Marruecos no parece estar muy por la labor.

La delegada del Gobierno, Salvadora Mateos, aseguraba este lunes en rueda de prensa que las conversaciones continúan y expresó su confianza en que se alcance un acuerdo antes de este miércoles. De no ser así, avanzó, España ya manejaba “otra solución”. El problema es que Mateos no aclaró de qué solución estaba hablando.

Si Marruecos continúa sin aceptar a sus propios nacionales, no solo se enconará el contencioso con España sino que Ceuta se verá seriamente perjudicada y comprometida por un esfuerzo asistencial para el que no tiene capacidad.

Durante los primeros días de la crisis, Rabat fue aceptando a los miles de marroquíes que, tras entrar en la ciudad, no pusieron oposición al retorno a su país. Con todo, las autoridades marroquíes imponían condiciones en una guerra de nervios en la que la más urgida era la parte española. Así, por ejemplo, el país vecino solo aceptaba adultos originarios de Tánger o Tetuán, sin antecedentes y, curiosamente, sin aspecto de radical islamista.  

Hoy es el día en el que el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, declara ante la Audiencia Nacional  para responder por dos querellas en las que se le acusa de la presunta comisión de los delitos de lesa humanidad, genocidio y torturas, entre otros. La suerte de Ghali, el “casus belli” elegido por Rabat para romper las hostilidades, parece jugar un papel decisivo en la resolución de un conflicto abierto por el país vecino con el propósito de forzar a España a reconocer la marroquinidad del Sáhara Occidental. El tono que emplee cada una de las partes será decisivo para comenzar a saber cómo saldrá Ceuta de esta crisis.