La reapertura mañana lunes 8 de la frontera al paso de mercancías tras las fiestas navideñas comporta un simbolismo especial. Los primeros tráficos peatonales a través de El Tarajal II y la presión desordenada de porteadores y vehículos sobre el paso fronterizo oficial volverán, de seguro, a repetirse pero, en esta ocasión, para someter a prueba la consistencia de los compromisos asumidos por el Gobierno central con Ceuta.
El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, anunciaba el pasado septiembre que 2018 abriría “un antes y un después” para los problemas que suscita la frontera con Marruecos. El inminente retorno desde Cataluña de las unidades especiales de la Policía Nacional y la Guardia Civil que, hasta el estallido de la crisis independentista catalana reforzaban las plantillas policiales en la ciudad, no parece que sea suficiente para contener la inestabilidad fronteriza.
Los sindicatos policiales han reclamado desde muy antiguo la ampliación de una plantilla de agentes que estiman insuficiente para las exigencias de los servicios en la Ciudad Autónoma. En verano del pasado año, el delegado del Gobierno, Nicolás Fernández Cucurull, anunciaba que el Ministerio del Interior había asumido la redacción de un estudio que permitiría evaluar la capacidad de las actuales plantillas de la Policía Nacional y la Guardia Civil para cumplir con las funciones que tienen encomendadas. Los resultados de este informe deberían determinar las decisiones que el Gobierno adopte sobre el incremento del número de agentes destinados en Ceuta.
Ya en diciembre, el delegado mostraba su confianza en que Ceuta recibiría una consideración especial del Gobierno central en la asignación de nuevos agentes.
Los retos más inmediatos de las autoridades en 2018 continúan siendo los mismos que el pasado año. Por un lado, la Delegación pretende optimizar el uso del paso peatonal de El Tarajal II que, aunque concebido para el tránsito de hasta 4.000 porteadores diarios, sólo ha registrado durante los últimos meses flujos de poco más de 2.000 en sus mejores días. Por otro, la regulación de los denominados “coches-patera”, vehículos que trasiegan mercancía a través de la frontera, se plantea como un reto de más difícil solución.
Una de las medidas ideadas para ordenar el tráfico de estos vehículos fue la creación de un estacionamiento próximo a la frontera donde embolsarlos a fin de evitar congestiones en la nacional 352. La apertura de esta zona de aparcamiento se ha ido demorando durante semanas. La Ciudad ha anunciado que entrará en funcionamiento en las próximas semanas, aunque sin que el firme asfaltado, tal y como se previó en su día.