Ha vuelto a suceder. Apenas veinticuatro horas después de que once jóvenes subsaharianos alcanzasen la costa de Benzú a donde habían sido conducidos a bordo de motos de agua, la Guardia Civil ha interceptado a media tarde a dos argelinos cuando desembarcaban en la zona de Juan XXIII trasladados en una embarcación idéntica.
Las mafias del tráfico de personas han encontrado este verano un negocio rentable en el traslado de migrantes a bordo de estas veloces embarcaciones. La Guardia Civil encuentra verdaderos problemas para evitar la intrusión de las motos en aguas españolas, dificultades que se incrementan por el elevado número de ellas que se concentran a diario en las bahías norte y sur.
El desembarco registrado ayer miércoles en Benzú se saldó con la muerte de uno de los subsharianos, que fue arrojado desde la moto de agua al mar. El hombre no tuvo fuerzas para nadar los escasos metros que le separaban de la costa.
