La devolución de 116 migrantes a Marruecos ha supuesto un antes y un después para la política migratoria, en general, y para las miles de personas que esperan al otro lado de la frontera, en particular.
Hasta hace un mes, la única posibilidad de llegar a Ceuta para aquellos que no tenían dinero era franquear el vallado. Una hazaña nada fácil pero que afrontaban con valentía. El pasado 22 de agosto todo cambió.
El Gobierno central decidió aplicar un acuerdo bilateral entre España y Marruecos firmado en 1992, que hasta este momento se encontraba prácticamente en desuso debido a la negativa del Gobierno alauí para ponerlo en práctica.
La razón vino motivada por la agresión y violencia empleada por los migrantes para llegar a Ceuta. Los Guardias Civiles fueron atacados con cal viva, heces, orina y ganchos. No era la primera vez que esto sucedía. El salto del 26 de julio, en el que 602 migrantes se colaron en Ceuta, fue considerado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad el más violento de la historia. Dos de estos migrantes han ingresado en prisión como presuntos cabecillas del grupo, acusados por organización criminal, atentado y lesiones; otros siete fueron puestos en libertad con cargos.
España se plantó y aseguró que no iba a consentir una inmigración con violencia y que todas las personas que la emplearan serían devueltas. Esta decisión causó gran revuelo e incertidumbre entre los residentes del CETI.
El ministro del interior, Fernando Grande Marlaska, ha pasado de la idea de quitar concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla, anunciado en junio, a devolver a los migrantes violentos.
Por su parte, Marruecos no ha cesado de realizar batidas masivas en los barrios y bosques donde habitan estas personas a la espera de que llegue su oportunidad.
Ahora, migrantes con y sin dinero solo ven una salida para llegar a Europa, por mar. Una vía que está llenando los bolsillos de las mafias que tienen más clientes que nunca. Se puede decir que el negocio de las pateras se ha disparado tras la expulsión de los 116.
Según las previsiones, vamos a vivir un invierno intenso de llegada de embarcaciones a las costas ceutíes. En lo que llevamos de año, 273 migrantes han llegado a Ceuta vía marítima, frente a los 1.525 que lo han hecho por el vallado. Sin embargo, a partir de ahora, la inmigración cambia de rumbo.
