Ceuta se desmarca del resto de España en materia migratoria y arranca el año con repunte de entradas

El repunte total de accesos a la ciudad continúa en la misma tendencia al alza que finalizó el pasado año, con la vía terrestre como principal coladero. El primer mes del año ha registrado 32 entradas más que en el mismo periodo del ejercicio anterior.

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photo_camera Salida de residentes del CETI hacia la Península (C.A./ARCHIVO)

La tendencia a la baja en las entradas irregulares a España, siguiendo la tendencia con la que se cerró el 2022, se ha trasladado al nuevo año. El primer balance mensual del Ministerio del Interior así lo refleja, y el Gobierno lo celebra. La inmigración cae, fueron algunos de los titulares del pasado diciembre. Eso sí, se trata de un balance general en el que se desmarca alguna que otra excepción, como es el caso de Ceuta que encauzó una línea en vertical a lo largo del pasado ejercicio y que se ha trasladado al recién finalizado enero. La ciudad autónoma repunta en entradas. En total, este primer mes del año, 32 más que en el mismo periodo del 2022.

Si bien es cierto, que la vía marítima decayó durante todo el pasado año, y continúa en la misma tendencia-mismas embarcaciones (3)-, pero menos personas, cae de 19 a 12. La presión fronteriza ha vuelto a trasladarse a los 8,2 kilómetros de perímetro que separan a la ciudad de Marruecos y que elevan las entradas de 60 que se registraron en enero de 2022, a 80 en el mismo mes de este año, es decir, un 95%.

La otra cara de la moneda la juega Melilla, con una presión histórica superior a la de Ceuta, pero que desde junio del año pasado se encuentra blindada. ¿La consecuencia? Que parte de sus flujos se hayan trasladado hasta esta zona. El motivo en este cambio de tendencia señala directamente a la tragedia que se desencadenó el pasado junio en la ciudad hermana que se saldó con la muerte de, al menos,  23 inmigrantes se ha resuelto desde entonces con el aislamiento del perímetro y, sobre todo, en la zona del país vecino. “La valla está blindada. Marruecos está realizando un control muy exhaustivo”, afirma una fuente cercana a los migrantes que están accediendo a Ceuta. “El CETI de Melilla está bajo mínimos, con solo diez internos, lo que directamente se puede traducir o interpretar en ese cerrojo de su valla”, señala. En términos porcentuales el Centro de Melilla se encuentra a una capacidad histórica del 0,2%, mientras que Ceuta se mantiene en las cifras pospandemia de un 67%, con 344 internos.

Los datos de entradas también reflejan estos hechos, tal y como recogen los citados balances de Interior. Melilla se encuentra en signo negativo respecto al 2022, es decir, 68 personas menos han flanqueado tanto su perímetro como sus costas. Tan solo 3 entradas por vía marítima, frete a las 32 del pasado año, y 7 por la terrestre en contraposición a las 46 del mismo periodo del año anterior.

“A Ceuta ha llegado tanto el rebote de los que no consiguieron acceder en junio, como los que no pueden pasar ahora. Los sudaneses, por ejemplo, han cruzado tradicionalmente por Melilla. Lo han intentado siempre primero por allí, y ahora están entrando por nuestra ciudad”, relatan las mismas fuentes. Precisamente, los nacionales de Sudán son uno de los grupos mayoritarios que residen en el CETI y reflejan el cambio de tendencia, en cuanto a nacionalidades se refiere, que está acogiendo el centro. Sin embargo, la coyuntura melillense es tan solo uno de los factores que está propiciando un cambio en las rutas migratorias y, con ello, en las llegadas de migrantes que habían buscado, previamente, otro canal de acceso a Europa. “A raíz de los sucesos de mayo (del pasado año) se abrió una veda, con la entrada de sudaneses y yemenís. Desde entonces han continuado llegando migrantes de esas nacionalidades. Es el punto de inflexión a un cambio de tendencia”.

A Sudán y Yemen, se les unen en el CETI grupos de sirios, que son más recientes y posteriores a los acontecimientos de mayo del 2021, nacionales de Guinea-Bisáu, Burkina Faso y Palestina, así como el incremento registrado en los últimos meses de argelinos, cuyos registros son más habituales en Ceuta.