La mafias cambian su modus operandi

De la falsificación a la suplantanción de identidad

Pese a que la Policía Nacional logró dar un gran golpe a la falsificación de documentos con el desmantelamiento de una importante red, el efecto migratorio continúa y las mafias estudian minuciosamente nuevas fórmulas para continuar con el deleznable negocio de tráfico de personas.

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photo_camera Las instalaciones portuarias se están blindando para evitar la entrada de los migrantes / ANTONIO SEMPERE

Hasta no hace muchas fechas, las redes de tráfico de personas utilizaban la falsificación de documentos para que los migrantes pudieran acceder de manera clandestina a nuestro país. De esta manera, en Ceuta, existía una red, que fue desmantelada por la Policía Nacional el 14 de marzo de 2016, que se dedicaba a este menester.

La actuación policial tuvo su reflejo en los meses posteriores, desapareciendo esta práctica. Pero las mafias siguen con el negocio y han cambiado su modus operandi por el de utilizar pasaportes legales, en muchas ocasiones robados, aprovechando el parecido físico existente entre el titular del documento y el del migrante para de esta manera introducirlo ilegalmente en España.

Esta práctica obliga a los agentes de Extranjería a redoblar sus esfuerzos con el fin de detectar esta práctica ilegal. Pero la entrada a diario de miles de personas, ya sean porteadores o trabajadores transfronterizos, a Ceuta provoca en la actualidad que sean muchos los migrantes que logran pasar la frontera entre España y Marruecos y entrar irregularmente en el territorio nacional, sobre todo originarios de Argelia.

Últimamente, según algunos especialistas, se ha registrado un incremento de entrada de ciudadanos ese país. Esta realidad se puede comprobar sobre todo por la zona portuaria, que es por la que suelen deambular a diario. El objetivo es claro, aprovechar el más mínimo descuido para introducirse como polizón en cualquier barco.

Aunque el colectivo de argelinos siempre ha existido en Ceuta, ahora parece que el mismo está aumentando. Nada más atravesar la frontera y pisar suelo español, según los especialistas, el migrante es esperado por un miembro de la red de tráfico de personas para requisarle el pasaporte con el que ha logrado el pase. Acto seguido, algunas veces conducidos por las mismas mafias, se dirigen hasta la Jefatura de la Policía Nacional para cumplir con el trámite de filiación y de esta manera poder ingresar en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, que en la actualidad acoge a cerca de dos centenares. Tienen claro que no deben pedir asilo, ya que la tramitación del expediente les obliga a permanecer más tiempo en Ceuta, hecho que ya generó la protesta en otrora de los refugiados sirios.

Los argelinos, al igual que los sirios en su tiempo, protestan por el hecho de que su salida a la Península es más tardía que la de los subsaharianos.

Junto con los menores no acompañados, estos migrantes han hecho de las instalaciones portuarias su hábitat natural, generando muchos problemas e incidentes en las últimas fechas. Tanto es así, que el delegado del Gobierno anunció la adopción de medidas de seguridad pactadas con la Autoridad Portuaria

 

Despliegue de la Guardia Civil

El despliegue de la Guardia Civil, amén de amortiguar la presión sobre el recinto portuario, ha constituido una inesperada buena noticia para los policías portuarios. “Hasta la pasa semana era un suplicio –comparte uno de los agentes- Todos se concertaban para invadir el recinto al mismo tiempo y, frente a ellos, apenas éramos dos policía portuarios los que debíamos soportar la avalancha. Sencillamente imposible”.

Los uniformes verdes de los guardias ya pueden verse en todos los turnos distribuidos por los accesos de Poniente, en los alrededores del supermercado Diplo y en los recintos de los embarques. De momento, incluso la estampa de los menores extranjeros encaramados a los techos de la estación marítima ha desaparecido.

El efecto inmediato de esta nueva estrategia de la Delegación del Gobierno ha sido la dispersión de los migrantes por distintos puntos de la ciudad. La antigua estación de ferrocarril y el entorno se ha convertido en uno de los lugares que los habituales merodeadores del recinto del puerto han escogido para refugiarse.

Sin embargo, el dispositivo de la Guardia Civil ha herido en el prurito profesional a los policías portuarios, quienes confiesan su desazón por no desempeñar un papel más activo en las tareas de vigilancia del recinto del puerto. “Estamos agradecidos con la llegada de los guardias civiles, pero nos gustaría que éste fuera un servicio que desarrolláramos conjuntamente. El problema es que la Autoridad Portuaria no le importamos”, se queja amargamente uno de los policías consultados por Ceuta Actualidad.