CAMPAMENTOS

Al otro lado de la frontera, en algún lugar agreste y de difícil acceso, malviven unas 400 personas

La ayuda de las oenegés de uno y otro lado de la frontera permiten mantener la esperanza a unas 400 personas que en los montes de Marruecos aguardan su oportunidad para acceder a Ceuta. 

Al otro lado de la frontera, en algún lugar agreste y de difícil acceso, malviven unas 400 personas. Organizados en distintos campamentos, todas ellas aguardan la oportunidad de burlar la vigilancia policial y alcanzar suelo español.

Pequeñas ciudades de la miseria y la desdicha que se rigen por sus propias normas, una sociedad improvisada en un lugar inhóspito que atiende a normas y convenciones, las que estos seres humanos se imponen para sobreponerse a la tragedia de ser repudiados, perseguidos, rechazados.

Mientras idean la manera de lograr su objetivo, estas personas se enfrentan al reto diario de sobrevivir. La generosidad de los pobladores locales de los alrededores, pequeños trabajos con los que conseguir unas monedas y la ayuda de las oenegés de uno y otro lado de la frontera hacen posible mantener la esperanza.

Alfa, de Guinea Conakry, es una de estas personas. Él ha intentado en tres ocasiones la aventura de franquear la valla para llegar a las costas de Ceuta. Todas ellas sin éxito. Alfa siempre porta consigo todas sus pertenencias más esenciales, no vaya a ser que la oportunidad se le presente sin estar debidamente preparado.

Las cosas están difíciles en estos días. Según cuentan los moradores de estos campamentos, son muy pocos los que consiguen cruzar al otro lado. Por eso, los flujos se están redirigiendo hacia el este, en dirección a los alrededores de Melilla, donde parece que resulta más fácil obtener plaza en una patera que se dirija hacia las costas españolas.

Al otro lado dela frontera, en algún lugar agreste y de difícil acceso, malviven unas 400 personas.