Marruecos ha anunciado que desmantelará los campamentos de inmigrantes asentados en las proximidades de las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla. Las intenciones del gobierno marroquí fueron reveladas ayer por el ministro delegado de Interior, Charki Driss, quien compareció ante la prensa para dar cuenta del proceso de regularización de extranjeros promovido por Rabat.
Driss, que no ha querido ofrecer precisiones sobre la fecha en la que comenzarán las tareas de desmantelamiento, ha asegurado a los periodistas que los inmigrantes causan daños en los bosques donde permanecen establecidos. El portavoz ministerial se ha limitado a afirmar que la erradicación de los campamentos se acometerá en próximas fechas.
Según las autoridades marroquíes, las fuerzas de seguridad del país han desarticulado 105 redes de trata de personas durante el pasado año y frustrado 87 intentos de salto a las vallas de Ceuta y Melilla.
La medida ha sido interpretada por las organizaciones de ayuda al inmigrante como un ataque contra los derechos humanos. De este modo se ha pronunciado la coordinadora de la asociación Elín, Paula Domingo, para quien el desmantelamiento de los campamentos no es sino el síntoma de un reforzamiento del control ejercido sobre los inmigrantes en el país vecino.
Domingo, además, ha querido ver una relación entre este anuncio y las movilizaciones organizadas la pasada semana a ambos lados de la frontera en recuerdo de los jóvenes inmigrantes fallecidos hace un año en la playa de El Tarajal. Es, sencillamente, una injusticia, como si no fuera suficiente lo mal que lo pasan, se queja la activista.
