TRÁFICO DE PERSONAS

Los "motores humanos", una práctica en desuso que retorna a las costas ceutíes

Los traficantes de personas comienzan a resucitar prácticas abandonadas hace algunos años. El método de los "motores humanos", consistente en remolcar a nado al migrante a la costa, ha vuelto a utilizarse. Las mafias habían dejado de emplearlo persuadidos por las elevadas penas que los jueces habían comenzado a imponer a los pasadores. 

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photo_camera Un voluntario de Cruz Roja, ante un grupo de migrantes recién llegados a la ciudad/ A.S./ARCHIVO

Los “motores humanos” han vuelto a ponerse en funcionamiento, aunque tan sólo sea ocasionalmente. La de remolcar a nado a una persona para acceder clandestinamente a territorio español era una práctica que había caído en desuso, al menos, hasta el pasado lunes. Agentes de la Guardia Civil detenían ese día a un marroquí que había alcanzado la playa de El Tarajal arrastrando tras de sí a un migrante somalí.

“Hacía unos cuatro o cinco años que no nos encontrábamos con algo así, aunque antes era algo más o menos habitual”, aseguran fuentes de la Guardia Civil.

La última quincena de julio ha visto reducirse drásticamente el número de migrantes que han coronado con éxito su intento por entrar en la ciudad desde territorio marroquí. Las causas hay que buscarlas en la represión que ha puesto en marcha a lo largo del último mes el gobierno del país vecino con redadas en los bosques cercanos a la frontera y traslados de extranjeros a las zonas del sur del país.

Esta mayor vigilancia obliga a agudizar el ingenio a los traficantes de seres humanos. El marroquí que el lunes fue detenido en El Tarajal decidió recuperar un método que hacía años que no se practicaba.

 

Pases “a motor”

El modo de proceder resulta de sencilla ejecución. El pasador, protegido por un traje de neopreno, nada atado a una cuerda que a su vez afianza el neumático o la balsa en la que transporta a su “cliente”. Una maniobra arriesgada para el inmigrante pues la experiencia de los agentes de la Guardia Civil demuestra que si el traficante se ve amenazado, no tendrá escrúpulos en abandonar a su suerte a su pasajero.

Los “motores humanos” se convirtieron durante una época en protagonistas de muchas de las informaciones sobre tráfico de personas publicadas por los medios locales. El incidente de El Tarajal, que parece recuperar una vieja práctica, no responde, sin embargo, al patrón que caracterizaba los casos registrados por la Guardia Civil años atrás. En aquel tiempo, la mayoría de las incursiones tenían por escenario la bahía norte.

El método, sin embargo, dejó de utilizarse cuando la justicia comenzó a imponer severas condenas de prisión a los pasadores. La proporción entre pena y beneficios no parecía compensar los riesgos que habían de asumir los traficantes.

El recurso a los “motores humanos” demuestra que la presión sobre los contingentes de extranjeros que ejercen las autoridades marroquíes agudiza el ingenio de los traficantes y el de los propios migrantes. A lo largo del mes de junio, algunos subsaharianos intentaron la aventura, en solitario o en pequeños grupos, de resistir encaramados a la valla con el propósito de someter, a fuerza de perseverancia, la oposición de las fuerzas de seguridad y acceder, así, a Ceuta.  Tras dos tentativas que se saldaron con éxito, el método acabó siendo abandonado. El Ministerio del Interior español quiso enviar un mensaje que resultó todo lo persuasivo que se pretendía: la devolución a Marruecos de un joven que llegó a permanecer 30 horas aferrado al cercado fronterizo ha sido hasta el momento el último intento conocido.