Los testigos dicen que los migrantes fueron perseguidos, mientras que uno de los conductores lo niega

"Se oían voces que gritaban muerto, muerto, muerto”

Existen dos puntos que se constituyen en fundamentales en todo lo que se refiere al esclarecimiento de lo sucedido el pasado viernes, día 6 de abril, cuando Omar Laasri, un migrante marroquí de 18 años, fue atropellado por una cabeza tractora que conducía J.M.M.V., camionero ceutí, actualmente en prisión preventiva como presunto autor de un delito de homicidio doloso y otro contra la seguridad vial.

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photo_camera Agentes de la Guardia Civil, junto a los migrantes, en el puerto tras los hechos (C.A.)

Las claves de este caso radican, después de haber tenido acceso al sumario, en si los migrantes fueron perseguidos por los dos camioneros detenidos por el caso y si los apedreamientos se sucedieron antes o después del atropello.

En el supuesto de que se confirme la acción persecutoria estaríamos, en el caso del conductor que permanece en prisión, ante un delito de homicidio doloso, ya que esta persona debería saber que la acción podría acarrear una consecuencia como la sucedida, según han explicado a Ceuta Actualidad fuentes jurídicas.

 

Los testimonios

Según el relato de uno de los testigos, el menor que estaba junto al fallecido en el momento del atropello, uno de los camioneros agredió a Omar, “dándole un tortazo”. En ese momento, prosigue el relato, echaron a correr en dirección a la explanada frente al control de acceso a los contenedores, siendo perseguidos por las dos cabezas tractoras conducidas por los detenidos, “atropellando una de ellas a su amigo”.

El hecho de que los migrantes fueron perseguidos es corroborado por miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado que estaban de servicio en las instalaciones portuarias,. Uno de ellos ha declarado a dos menores de San Antonio corriendo hacia la escollera detrás dos camiones. A la altura de una batea, uno de los migrantes la rodea por la parte izquierda y el fallecido por la derecha. Los camiones hacen lo propio persiguiendo uno a un menor y otro al otro.

Otro testimonio de un agente de las Fuerzas de Seguridad del Estado corrobora también que los migrantes eran perseguidos y que la forma de conducir de los conductores “era negligente y temeraria”, y a su entender que “iban a más de 30 kilómetros hora”.

El conductor del vehículo que atropelló a Omar, herido y sangrando, se dirigió un agente diciéndole “me han reventao”, aunque en ese momento se oían voces, según el testimonio, que decían “Alah Akbah” y “muerto, muerto, muerto”.

Ante la situación de tensión por todo lo sucedido, al conductor se le dirige hasta las dependencias de la Compañía Fiscal. Tras ser preguntado, el conductor dice “no sé lo que ha pasado, no recuerdo nada, me duele mucho la cabeza”.

La agresión o pedrada sufrida en la cabeza por el camionero es corroborada por el menor que acompañaba al fallecido, que en su declaración reconoce que tiraron piedras a los camioneros y que una de ellas le dio en la cabeza al camionero que atropelló, según su testimonio, a su amigo.

Otro testigo de los hechos explica que uno de los menores, el que bordea la batea por la parte izquierda, logra esconderse debajo de la batea, mientras que el que lo había hecho por la derecha, Omar Laasri, resultó atropellado.

Según la declaración de este testigo, el conductor que atropelló a Omar se bajó del camión “con la intención de coger al menor”, algo que le fue imposible, según el testigo, porque ha empezado a salir gente de la escollera y a tirarle piedras, viéndose obligado a tener que marcharse del lugar, quedando el cuerpo del atropellado en el suelo.

Continúa con su relato, el testigo manifiesta que vio como el atropellado “tenía sangre en la nariz y en los ojos, encontrándose incosciente”. También declara que le cierra los ojos al comprobar que estaba muerto”.

 

Pruebas toxicológicas con resultados negativos

Los dos conductores, tras los hechos, fueron sometidos a sendas pruebas toxicológicas. Ambas arrojaron resultados negativos. Los agentes de la Guardia Civil detuvieron el día de autos a J.M.M.V a las 02.00 horas, mientras que J.R.C. fue arrestado a las 02.20 horas.

En su declaración, J.R.C., asegura que estaba trabajando junto a J.M.M.V,, y que unos menores habían abierto una batea. Que su cabeza tractora está pegada a la zona de agua, mientras que su compañero estaba al otro lado. Tras comprobar que un grupo de chicos habían abierto la batea comenzó a seguirlos para identificarlos. También declara que recibió un golpe en la pierna y que circulaba por la zona a una velocidad normal. En este sentido, siempre según su testimonio, es imposible circular por la zona a 30 kilómetros horas, ya que la calzada tiene muchos baches. También niega que tuvieran incidente alguno con los chicos.

En la zona donde se produjo el atropello circulaba a 5 o 10 kilómetros horas y que empezó a recibir impactos de piedra. Que vio a su compañero parado y que tras recibir los impactos de las piedras se fue de la zona.

Vio a J.M.M.V bajado de la cabeza tractora pero que no vio cuerpo en el suelo ni como lo atropelló. Se tuvo marchar del lugar a toda prisa por le lanzaban muchas piedras. Eran entre 80 y 100 personas las que tiraban las piedras. Niega, en su declaración ante la juez, que hubiera ninguna persona corriendo delante de su cabeza tractora y que no estaba persiguiendo a nadie en el camino de tierra, ya que se encontraba a bastante distancia. También precisa que la cabeza tractora sufrió la rotura de un cristal por un impacto de piedra.

La lluvia de piedras le hizo temer por su vida y que asegura que en ningún momento se dio a la fuga. Con respecto a su compañero, J.R.C asegura que tomó un camino distinto, reiterando que no vio a ninguna persona en el suelo y que se enteró del atropello cuando llegó a las dependencias de la Compañía Fiscal, lugar en el que coincidió con su compañero que sangraba de una herida en la cabeza.

Este conductor reconoce que si ha sufrido agresiones antes por migrantes, “que son casi diarias”. Ha dicho, además, que no conocía al fallecido, aunque los migrantes les tildan de chivatos, hechos que han denunciado a la Guardia Civil en las ocasiones que se han producido. En ningún momento, asegura en su declaración, pensó que podía atropellar a nadie, sobre todo por la velocidad a la que circulaban

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