El desfile tuvo uno de sus momentos más emotivo al paso del palio por la calle Velarde

El cielo supo esperar y la Caridad procesionó en su 50 aniversario

El cielo supo esperar y colaboró para que la procesión extraordinaria con motivo del 50 aniversario de la llegada a la cofradía de la imagen de María Santísima de la Caridad, así como de los 25 años de la adquisición de la actual talla de Nuestro Padre Jesús de la Flagelación, fuera todo un éxito

Con la mirada clavada en el cielo, los responsables de la Cofradía de la Flagelación no podían disimular su nerviosismo después de conocer que las predicciones meteorológicas preveían lluvias y tormentas justo a la hora del inicio del desfile procesional con motivo de su 50 aniversario. Pero el cielo quiso colaborar y dio una tregua para que el palio de la Virgen de la Caridad, mecido por sus costaleros, luciera precioso en su caminar por las calles ceutíes en fecha tan señalada. Tanto ha sido así que el paso ha podido llevar encendida toda la candelería durante el recorrido, con unos candelabros de cola que dan un remate de majestuosidad al manto de la Virgen de la Caridad.

Eran cientos las personas que esperaban a la conclusión de la misa que precedió al inicio de la salida procesional para ver la salida de la imagen desde la Catedral. Fue un momento mágico.

El palio, exquisitamente adornado, andaba de maravilla. Los costaleros de la cofradía han demostrado esta tarde noche que saben y tienen la experiencia suficiente para dejar imágenes que se antojan imborrables en muchos rincones del centro de la ciudad.

Un desfile que contó con una representación de todas las cofradías ceutíes, Portando sus estandartes realzaban a las mujeres de mantilla que iban en el cortejo y que antecedían al grupo de cofrades que vestidos con dalmáticas portaban los ciriales y los incensarios. Conformaban un precioso cortejo acorde con la celebración. Detrás, ella, Nuestra Señora de la Caridad caminando majestuosa para encontrarse con su pueblo.

Uno de los momentos culmen del desfile procesional se produjo al paso por la calle Velarde. Los costaleros, conscientes de la importancia del momento, se esforzaron para que el discurrir por la calle fueron un momento inolvidable. La banda de Nuestra Señora de las Nieves sabía poner las notas adecuadas para que los costaleros pudieran, casi sin esfuerzo, mecer a su madre.

Y es que el cielo supo esperar porque desde allí no querían perderse ni un detalle del caminar de la Virgen de la Caridad en su encuentro extraordinario con su pueblo.