FUNDACIÓN CRISOL

La Ciudad confirma que no existe ningún programa de actos diseñado para el VI Centenario

El portavoz del Gobierno, Emilio Carreira, ha asegurado que no está previsto legar ninguna programación al gobierno que salga de las urnas el 24 de mayo.

FORTES JESUS FUNDACION CEUTA CRISOL DE CULTURAS
photo_camera El excomisario Jesús Fortes posa en la entrada de la sede de la Fundación Crisol/ ANTONIO SEMPERE

La Ciudad no elaborará un programa de actos para la conmemoración del sexto centenario de la toma de Ceuta por los portugueses. La Fundación Crisol de Culturas 2015, disuelta a finales del pasado año, fue creada en 2010 con la encomienda de diseñar una programación que habría de desarrollarse a lo largo del presente año para festejar institucionalmente la invasión lusa de 1415.

El Gobierno no legará ninguna programación de actos al equipo político que obtenga la mayoría para gobernar tras las próximas elecciones municipales de mayo. Así lo confirmaba ayer mismo el consejero y portavoz del Ejecutivo local, Emilio Carreira, quien descartó con un lacónico “no” que ésa fuera la intención del Gobierno.

Ésta es la primera ocasión en la que un representante gubernamental manifiesta abiertamente que no se ha ultimado una planificación de actividades al amparo de la conmemoración. Lo cierto es que, con confirmación o sin ella del Gobierno, los cien primeros días del año han transcurrido sin que se haya celebrado ni un solo acto. A no ser que se tenga por tal la llegada a la ciudad del buque escuela “Juan Sebastián Elcano” el pasado enero, tal y como sostuvo a comienzos de año la consejera de Educación, Mabel Deu, en el transcurso de una comparecencia ante los periodistas.

Rumbo errático

El errático rumbo de la Fundación Crisol de Culturas comenzó torcerse cuando a mediados de diciembre de 2014 el Gobierno de la Ciudad decidió desposeer a la entidad de los 70.000 euros anuales que entregaba a la entidad a cargo de los presupuestos municipales. Esta partida, la única contemplada por las cuentas públicas para la Fundación, tenía como fin exclusivo la financiación del salario del comisario de la institución, Jesús Fortes. La retirada del salario trajo consigo la remoción de Fortes del cargo y, seguidamente, la desaparición de la Fundación cuya representación ostentaba.

Este insólito proceder llevó a la oposición a acusar a los responsables del Gobierno de haber ideado un organismo con el único fin de beneficiar con una sinecura a una persona afín al partido. Fortes había sucedido en el cargo al primer comisario de la entidad, Francisco Antonio González, quien acababa de ser designado delegado del Gobierno en Ceuta. Tras su salida del comisariado, Fortes fue propuesto para asumir la gerencia de Acemsa, nombramiento que finalmente no se formalizó ante la presión ejercida por los partidos de la oposición.

Pese a singular situación de la Fundación, sucesivos portavoces del Ejecutivo de Vivas han seguido defendiendo hasta hace poco más de un mes que las conmemoraciones no serían suspendidas. En un primer momento, el Gobierno local aseguró que las actividades que pudieran contemplarse en la planificación de la Fundación serían asumidas por las distintas consejerías. Más tarde, el 30 de enero, la consejera Deu anunció que el programa definitivo se formalizaría en el seno de una comisión cuyos miembros se reunirían durante la primera semana de febrero. Desde entonces no hubo más noticias, aunque la Ciudad quiso identificar esta comisión anunciada por la consejera con la Comisión Intercultural constituida días más tarde. Este foro reúne a representantes de las distintas comunidades religiosas, entre ellos, naturalmente, la comunidad musulmana, cuyos portavoces han manifestado desde el comienzo su oposición a la celebración de un acontecimiento histórico que consideran un oprobio. De hecho, entidades como Al Idrissi o Luna Blanca hicieron explícito su rechazo a que la Comisión sirva para promover acto alguno destinado a conmemorar la llegada de los portugueses en 1415 a la ciudad.

La consejera de Presidencia, Yolanda Bel, llegó a asegurar que, en realidad, la vacilante ejecución del programa encomendado a la Fundación obedecía al deseo de la Ciudad de posponer cualquier actividad más allá de los primeros seis meses del año. El argumento esgrimido por Bel entonces fue el de que se pretendía con ello evitar cualquier suspicacia acerca del uso electoral de las conmemoraciones.