Fomento pretende levantar y sustituir a partir de diciembre las losetas deslizantes del centro, causa de un sinfín de accidentes desde hace más de un lustro

Un desliz que se prolonga durante años

La Consejería de Fomento ya maneja un calendario aproximado para levantar y sustituir las losetas desde el Paseo del Revellín hasta la iglesia de Los Remedios y otras calles adyacentes.

LOSETAS
photo_camera Operarios tratan las losetas para conferirles rugosidad y evitar accidentes (C.A./ARCHIVO)

En ocasiones, la resolución más expeditiva es la que mejor funciona. El Gobierno municipal ha debido lamentar no haber adoptado en su día una decisión más radical para acabar con un problema que viene lastrando su imagen desde hace años: los accidentes ocasionados por las losetas deslizantes que cubren las principales calles del centro de la ciudad.

La Consejería de Fomento ya maneja un calendario aproximado para levantar y sustituir las losetas desde el Paseo del Revellín hasta la iglesia de Los Remedios y otras calles adyacentes. Los trabajos comenzarán a acometerse después del próximo diciembre a fin de no perturbar la campaña comercial de Navidad y no coincidir con las actuaciones que se acometen en Gran Vía y Jáudenes.

 

La pesadilla de las losetas

Ya en 2016, Fomento ideó un método que, según defendió entonces, acabaría con los resbalones que con demasiada frecuencia daban con los viandantes en el suelo. El por entonces titular de la Consejería, Néstor García, anunciaba que, tras consultar al Centro Tecnológico Avanzado Andaluz de la Piedra, las losetas serían sometidas a un procedimiento que combinaba el tratamiento con productos químicos y procedimientos mecánicos. La idea, como otras que posteriormente se llevaron a la práctica, se saldó con un fracaso.

El abujardamiento fue un concepto que habría permanecido velado por la ignorancia para muchos ceutíes de no ser por la ocurrencia que llevó al responsable del pavimentado de las calles a colocar estas losetas y no otras. El procedimiento del abujardado consiste, básicamente, en una técnica con la que se trabaja la piedra para conferirle un acabado rugoso.

El procedimiento, sin embargo, se reveló inútil. El desgaste de la piedra le acababa devolviendo, con el uso, sus indeseadas propiedades deslizantes.

La incapacidad del Gobierno para dar solución a un problema que solivianta a los ceutíes se ha traducido en miles de euros de gasto en actuaciones que se han revelado inútiles. Pero, además, la Ciudad ha tenido que correr con el abono de indemnizaciones por los daños sufridos por aquellos viandantes que resultaron lesionados a consecuencia de un resbalón propiciado por un pavimento inadecuado. Según revelaba el partido Ciudadanos en diciembre del pasado año, hasta esa fecha la institución municipal abonó 400.000 euros en indemnizaciones.

Ahora, el Gobierno ha decidido ejecutar un plan del que ya comenzó a hablar en 2017 y que, finalmente, resolvió poner en práctica el pasado año. Las obras correrán a cargo de la sociedad estatal Tragsa, para lo cual el Gobierno ya está ultimando la encomienda que le adjudicará la ejecución de los trabajos.

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